DESARROLLO POBLACION CÁCERES I
CURIOSIDADES DE LA VILLA CACERENSE (VIII)
Desarrollo de la Poblacion (I)
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Servilio y Licinio, que a si se llamaban los jefes de las de las legiones que se vinieron a territorio cacerense, con el Cónsul Quinto Cecilio Metelo, que venía en persecución de los Hermanos Hirtuleyo, generales de Sertorio, decidió colocar su enseña, en la temporada de invierno en esta comarca, corría el año 74 antes de la llegada de Jesucristo. El primero, Servilio, emplazo su campamento en la actual poblacion, denominándolo Castra Servilia*, el segundo Licinio, emplazo el suyo en la dehesa denominada de Cáceres el viejo, y le llamo no Castra Licinia, como podría ser natural, si no que se le llamo Castra Caecilia, ensombreciendo así, la figura del vanidoso Quinto Cecilio Metelo, en su afán de dejar siempre hullas de su paso por donde marchaba.
*este campamento, todavía esta por localizar su emplazamiento, no así el segundo que esta bien datado y estudiado.
Castra Caecilia, desapareció según creen algunos cronistas, tras el desolador embate de los barbaros del norte, siglo IV, según otros cronistas el romano abandono estos parajes a últimos del siglo II principios del III, no olvidemos que los romanos eran gente de labranza y que una vez terminado los años de alistamiento, 25, optaban a tener un terrenito de su propiedad donde poder cultivar y vivir el tiempo que les quedara de vida, para eso creaban las colonias, para dar tierra a sus veteranos, lo intentaron, pero esta tierra nuestra es poco agradecía al sudor, y al final el romano, tuvo que recoger sus bártulos y Via Lata y manta.
Ahora si castra Caecilia, este bien localizado, Castra Servilia, creen algunos, como nos relata don Publio Hurtado, se encontraba en la falda del cerro de la Peña Redonda, como pretende localizarlo Fernández Guerra, sin pruebas de tales comprobaciones, al no poder fijar su perímetro y no encontrarse vestigios del tal, pero si es cierto que ocupó la parte alta de la ciudad, su recinto es una realidad y sus murallas que lo circunda están a la vista, y aunque reconstruidas por el moro, se pueden apreciar los sillares de la cerca así como de las torres defensivas de su origen romano.
La extensa área cercada, da idea de la importancia que la villa debio tener en aquellos tiempos, más de una importante poblacion , que de un Vicus, o municipio tributario de una colonia, ya que podía albergar a unas cinco mil personas, numero muy elevado por entonces, en que ciudades como Tarragona que era capital de la provincia a que le daba el nombre, y que abarcando la tercera parte de la España, no contaba más que con seis mil habitantes.

Una vez construido el pueblo, es natural que acudiesen a él, los autóctonos del contorno, con in teres de disfrutar de las comodidades y de las relaciones sociales que podía ofrecer la vida urbana, demostrando su engrandecimiento, el gran numero de inscripciones conservadas , en as que figuran nombre ilustres y universa mente conocidos , como las familias Cornelia, Celsa, Nigelia, Norbana, Acilia, Albina, Rufa, Julia, Severa, Herenia, Capitona, Papiria, Sulpicia, Quintina, y más de más.
No se puede acreditar que todas estas familias, hubiesen venido a habitar en la villa cacerense, desde su fundación, lo más probable es que se hubiesen inscrito en su vecindario, cuando el emperador Otón, recordando su estancia por esta parte de España, como legado de sus predecesores Nerón y Galba, envió a muchas poblaciones de importancia, a familias patricias, para aumentar su contingente y le diesen lustre.
Cuando irrumpieron los pueblos germanos, debió de quedar mermado el vecindario, pero cuando para este llego su final, fue cuando Leovigildo destruyó por completo la ciudad de Norba Caesarina. Largo fue el proceso de reconstrucción y repoblación, siendo este periodo histórico el de la denominación agarena, cierto es que durante este periodo, el área urbana no se ensancho, ya que tenía bastante espacio para albergar vecinos y gente de armas, estos, militares, serian la mayoría de los habitantes de la antigua Norba, y que según cuenta el cronista y Obispo de Tuy, don Lucas, tuvo que ser durante muchas años unos de los presidios mas importante de la región, y según el Obispo “Oppidum Fortissimun Barbarorum”
Rescatada definitivamente a los moros, por don Alfonso IX de León, y dando pruebas de su estima por esta villa, y que tenia en su mente hacer de ella, un extenso distrito, la señalo un amplísimo termino, para que, con sobrados elementos de vida, se multiplicase su vecindario, abortando así el recelo que este abrigaba a perder en un principio de perder cuanto se tuviera, en el acaso que tornaran a apoderarse los musulmanes de la villa cacerense.
Prohibió a las ordenes militares religiosas, que tuviesen propiedad inmueble en la villa, dio a esta un solo Fuero, para nobles y plebeyos, eximio a sus pobladores del pago de *montazgo y de pedagio*, desde el Guadiana hasta Cáceres, los relevo de toda deuda y compromisos contraídos antes de que la villa fuera reconquistada, y así les dio un mes de feria, tiempo en verdad excesivo, pero por el cual el Rey procuraba que los feriantes se aficionasen al medio ambiente cacereño, y se llegaran a establecer, si no todos en números aceptables.
*Montazgo, era un tributo que los ganaderos, pagaban al Estado, y era por el paso de ganado de un territorio a otro, antiguamente se le conocía como la Sierra de los Extremeños.
El Pedagio, era otra contribución que se pagaba por pasar los puertos, las barcas atc. *
Moros, debieron de quedar pocos en la localidad, los que si quedaron fueron judíos, gente que convive con todos los pueblos y todas las religiones, y que casi en su totalidad moraban en el barrio de San Antonio de la Quebrada, con su sinagoga, en el mismo sitio que hoy ocupa la ermita dedicada a la advocación del Santo Antonio de Padua, y que antiguamente se la denominaba Judería vieja, aquella parte de la poblacion, la Judería Nueva, se crearía dos siglos más tarde, y que discurría por la calle de la Cruz y adyacentes.
Pareced que los monarcas que sucedieron a Alfonso IX de León, heredaron con el cetro, en interés por la villa cacerense, lo demuestra el deseo que tuvieron de engrandecerla y dignificarla, y como el mejor medio para ello, era el concederle franquicias y privilegios, y fueron muchos los que le prodigaron, ofreciendo tierras a los que se viniesen a asentar, ya, que los que quisiesen asentar y viniesen después tendrían que pagarlas, ya, prolongando hasta por sesenta años a los vecinos el derecho de no pechar y limitando a un maravedí, la contribución de que tuviese la obligación de abonarla en los años sucesivos, ya, prohibiendo que en Cáceres y en su término hubiese alcaldes y entregadores de los pastores de la Mesta, ya excusando a los paniaguados de los caballeros de la villa del pago y tributos y formada, ya volviendo a declarar exentos de pechos durante seis años a los que vienense a poblar en ella, ya prohibiendo que en Cáceres hubiese pesquisidores ni alcaldes de *sacas, ya eximiendo a los vendedores de predios rústicos del impuesto de alcabala de yerbas.
*Estos privilegios y concesiones a la villa cacerense, están recogidas en el fuero otorgado por Alfonso IX y posteriores monarcas*
*Sacas, Real Carta, concedida por Pedro I, expedida en Toro en 26 de noviembre de 1355, Sacas se denominaba a la exportación de géneros*
Estas disposiciones y alguna que otra más, produjeron el efecto deseado, vivir en una poblacion regular, y amparados contra todo señorío, y libres del pago de tantos impuestos como abrumada a propietarios e industriales en otros lugares del reino, ofrecía gran atractivo, y así las cosas, los que más acudieron fueron hijosdalgos y segundones, de familia de lustre pero de escasas bolsas, tras las faldas y al olor de tanta rica hembra como en la villa cacerense se criaba, con cuyas dotes y caudalosas hijas , añadieron los prestigios del dinero a lo ilustre de la alcurnia, así fue como se creo en la cerca amurallada por el romano, y fundaron grandes casas y mayorazgos, pudiendo decirse que a partir de estos matrimonios es cuando comienza la creación de una nobleza autóctona.
(Fuentes Publio Hurtado-Ayuntamiento Cacerense)
(fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)
(Fuentes Antonio Rubio Rojas-Cáceres Villa)

Agustin Díaz
