HISTORIAS DE LA VILLA DE CÁCERES-FRANCISCO DE HINOJOSA (III)
HSTORIAS DE LA VILLA DE CÁCERES
FRANCISCO DE HINOJOSA (III CAPITULO)
1464
Princpio del Drama
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Entre la concurrencia, escogida, que se había reunido en Cáceres para asistir a la boda de Francisco Hinojosa con doña Juana de Solís, figuraba el Clavero de la Orden de Alcántara, Alonso de Monroy, caballero de noble estirpe, este hercúleo y valeroso personaje, magnifico exponente de las energías raciales de Extremadura, es sin duda la gran figura representativa d la historia interna de la comarca cacerense, ambicioso inquieto, leal y decidido, compendiase en don Alonso de Monroy, todas las cualidades y defectos de la raza extremeña, de fortaleza física fue asombro de la época, el hombre más recio que se conocía, nunca hombre encontró con su lanza que se mantuviera en su silla, mudada constantemente de caballo, porque no podían sufrir su peso, sus armas ofensivas y defensivas, eran tan pesadas, que era espanto poderla sufrir hombre, solo otro famoso extremeño nacido pocos años después, Diego García de Paredes, el Hércules y Sansón de España, supero en fuerzas al Clavero Monroy.
La madre de don Alonso, fue doña Juana de Sotomayor, hermana del Maestre de Alcántara Gutiérre de Sotomayor, por estar muy ligada esta familia a la nobleza de Trujillo, se crio don Alonso en esta ciudad, en las casas de las Calzadas, cerca de las del padre de Francisco de Hinojosa, allí estuvo hasta llegar a los trece años, a cuya edad se lo llevo su tío el Maestre, confiriéndole luego la Clavería de la Orden. Parece ser que ya de muchachos no se tuvieron muchas simpatías Hinojosa y Monroy, quienes, en los años infantiles, se apedreaban a menudo uno con el otro, Andando siempre en rencillas, el tiempo no modifico la aversión de Francisco hacia el Clavero, aversión que también sentían los hermanos Solís.
Don Alonso tuvo noticias de las grandes fiestas que se preparaban en Cáceres, estando en Montánchez, donde había ido de visitas a doña María de Monroy, su hermana, mujer del comendador Portocarrero, que tenía aquel castillo, el anuncio de los festejos nupciales trajo al solar cacerense, nobles y pecheros de toda Extremadura:
Casa una hermana el Maestre
Con un caballero joven,
Que en el solar de Trujillo
Francisco Hinojosa es noble.
Van llegando caballeros
Prevendados, ricos-homes
Para rendir pleitesía
Que a tal señor corresponde.
Fue mucha la alegría que en esos días se notaba por las calles de Cáceres, por todas partes se veía gente deambulado con sus mejores ropas de fiestas.
Lo que ocurrió, en esta boda es de sobra conocido, pero escuetamente sucedió, que era costumbre por entonces, entre caballerosa, entretenerse luchando, después de un banquete en casa del Maestre, varios convidados lucieron sus habilidades en este terreno, pero nadie se atrevió a medir sus fuerzas con el gigantesco y hercúleo Clavero, salvo el novio, que se acercó a él Clavero rogándole que luchase con él, porque era extremado luchador, un gesto digno de tenerse en cuenta, allí estaban los más esforzados y valerosos caballeros de Extremadura, y solo uno, Francisco de Hinojosa, se consideró capaz de enfrentarse con el temido paladín.
Trato Monroy de excusar la lucha, cediendo por fin a los ruegos del Maestre, a condición de que le atasen un brazo atrás, como siempre solía hacer en tales casos, pero altivo y digno el novio, respondió que, con aquella ventaja, no lucharía, en consecuencia, no hubo lucha cuerpo a cuerpo, sin embargo, el choque psíquico había sido lo suficientemente grande para herir a Monroy y a Hinojosa, al primero en su orgullo, al encontrar a alguien que se atreviese a afrontarlo cara a cara, el segundo en su dignidad, al querer situarle en un plano inferior (la versión de que no hubo lucha la dio Hinojosa, pero la opinión general es que si la hubo, venciendo Monroy, que pese a no haberle atado el brazo, lo mantuvo atrás sin hacer uso de él)
Al día siguiente se celebraba en la plaza los juegos de cañas, en los cuales todos los caballeros iban a lucir su gallardía y fortaleza, mientras el pueblo se apiñaba tras las empalizadas, balcones, ventanas y torres, lucían sus galas fastuosas, las más bellas damas y los más ilustres señores de la nobleza de toda Extremadura, se había dado cita en la plaza cacereña, la misma que admiramos hoy en día, observados por la torre de Bujaco, una maravillosa estampa de muchedumbre y curiosidad.
A un lado, unos tablados muy altos se alzaban, para echar por encima las cañas y bohardos (juegos de cañas, es simular un combate, en vez de lanzas se usaban cañas, para no herir al contrario) varios nobles habían probado ya su destreza en el juego, cuando el Clavero, cuya pujanza no tenía igual, estimando pueril tirar objetos de tan poco peso, tomó una lanza jineta y desde su caballo, la arrojo con fuerza , pasando los tablados, ante la admiración y vítores de la asombrada multitud, esta prueba colocaba a todos los caballeros en un plano de inferioridad y en una situación desairada, como tantas veces había ocurrido en la historia, los pequeños sucesos, era augures de grandes acontecimientos, aquellas miles de almas congregadas en la plaza mayor cacerense, no podían sospechar que la alegre diversión, que presenciaban en días tan festivo seria el prólogo de una guerra civil.
Miguel Muñoz de Sampedro-Tres Paladines
Agustin Díaz