CAPÌTÁN DIEGO DE CÁCERES DE Y OVANDO 1447-1466 (VIII)

30.06.2020 11:13

                    HISTORIAS DE LA VILLA DE CACERES

               CAPITÁN DIEGO DE CÁCERES DE OVANDO

                               (1447-1466) (8ª PARTE)

Paladín de los Reyes Católicos.

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Dejábamos el capítulo anterior con la vuelta del exilio del Capitán don Diego a su solar cacerense, una vez muerto el Maestre de la Orden de Alcántara, cuyo motivo fue el exilio, al tratar junto con don Juan de Saavedra y don Miguel Migolla, de asesinar a don Gutiérre de Sotomayor, dejándolo por muerto en la finca de caza que el maestre poseía cerca de junto a Brozas, por motivos de faldas, saliendo solo herido del lance, y con más mala leche que una mona cabreada, ordeno los apresaran, pero don Diego y el de Saavedra, partieron hacia Aragón y Navarra respectivamente, al que si apresaron fue a Migolla , este se dirigió hacia Sevilla y allí le dieron preso, siendo ajusticiado, cortándole la cabeza en la casa cuna de la Orden.

El Maestrazgo de Alcántara, a la muerte del Maestre don Gutiérre de Sotomayor, lo retuvo el Rey para sí, en 1458, decidió darlo a un cacereño, tesorero y gran favorito suyo, pariente de don Diego, su nombre era don Gómez de Solís, aunque al igual que a don Diego, y por el lugar de nacimiento se le llamaba don Gómez de Cáceres, era este don Gómez Noble de extirpe, pero de bolsa escurrida, salió de Castilla en busca de fortuna entrando al servicio del conde de Oropesa, su trato afable y su gallardía en las fiestas de toros, hicieron que se ganara las simpatías y la protección del monarca, al igual que don diego, era don Gómez, descendiente del conquistador de Cáceres, don Juan Blázquez, cuya hija doña Teresa, casó con do Gómez Fernández de Solís, siendo tronco de este linaje cacerense.

Otra vez el destino acercaba a don Diego al Maestrazgo de Alcántara, y ahora en esta ocasión de manera más firme y permanente, con mucha más categoría, ya no era aquel muchacho que entrara a servir en la casa de un gran señor, ahora como de igual a igual, va a prestar servicios con un encumbrado pariente y amigo. Doña Isabel Flores, había seguido pariendo hijos, en Cáceres o en Brozas, vástagos de la casa de Ovando, hasta en cinco ocasiones pario doña Isabel, Diego, Hernando, Rodrigo, María y Nicolás de Ovando, el apellido Blázquez, quedaba ya en el olvido, borrado definitivamente o impuesto el de Ovando.

El hermano segundo de don Diego, Francisco de Ovando, unió más a su familia con la del Maestre de Alcántara, casó con doña Isabel Galindo, hermana de Galin Pérez Pantoja, que estaba casado con doña María de Solís, hermana a la sazón del Maestre Gómez Tello, este don Francisco de Ovando, que más tarde llamaron “el Viejo” fue caballero de Santiago y andando en el tiempo se casó dos veces más, uno con doña Juana de Rivera y la otra con doña Mayor de Orellana, el resto de los hermanos, Catalina de Ovando se casó Diego Fernández Mogollón, Juan González de Ovando , contrajo matrimonio con Alvar González Manivardo, otro personaje nuevo en la vida de don Diego de Cáceres, porque si sus primeros años transcurren en su relación con su tío Nicolás, en los finales tiene relación con este cuñado,  el último de los hermanos Nicolás , es el que no existen datos documentales de su vida, por lo que es seguro que murió siendo joven, el viejo tronco de los Blázquez iba produciendo ramas injertadas con Ovando.

Desde los primeros momentos que toma posesión don Gómez de Solís, del Maestrazgo de Alcántara, tuvo a su lado a don diego de Cáceres Ovando, en aquellos tiempos de luchas y traiciones, el contar con amistades incondicionales era del máximo interés, don Diego había dado pruebas de sus arrestos y desenvoltura en los momentos de peligro, valor y experiencia, hicieron que Solís quisiese tenerlo siempre consigo, llegando a ser público que era privado suyo. Pocas fueron las actividades desarrolladas entre 1458 y 1463, el año de 1462 marca un punto de arranque, porque entonces surge la causa por la que pronto empezarían sobre, los horizontes políticos, los nubarrones de la catástrofe de Castilla. El Rey Enrique IV se había divorciado de su primera esposa, doña Blanca de Navarra, hija del Rey don Juan II de Aragón, hermana del desdichado príncipe de Viana, en doce años de enlace, el matrimonio no se llegó a consumar, no escarmentado de este gran fracaso, don Enrique se volvió a casar con la alegre y bella princesa doña Juana de Portugal en 1455.

En 1462, nacía la Princesa doña Juana, presunta y no admitida heredera al trono de Castilla, a la que llamaron la “Beltraneja”, por suponerla hija, no del Rey, si no de don Beltrán de la Cueva, gran personaje de la corte, en este año don Diego de Cáceres, acompañó al Maestre don Gómez de Solís, en su viaje a la Corte, cuando fue a jurar a la Princesa. El Rey don Juan II de Castilla, de su primera mujer, doña María de Aragón, no tuvo más descendiente que don Enrique IV, de su segunda esposa doña Isabel de Portugal, dejo dos hijos, los Infantes don Alfonso y doña Isabel, en torno a los cuales se formaría poderoso bando, contra al rey y la Beltraneja.

Antes de que surgiesen las banderías nacionales, en 1464, surgirían las más típicas y terribles luchas de banderías en tierras cacerenses, en las cuales habría de verse implicado don Diego de Cáceres, la causa ocasional fue la boda de doña Juana de Solís, hermana del Maestre, con Francisco de Hinojosa, y el conflicto creado entre este y el Clavero de la Orden de Alcántara don Alonso de Monroy…

Miguel Muñoz de Sampedro – Tres Paladines

Agustin Díaz