LAS CONQUISTAS DE CÁCERES VII
LAS CONQUISTAS DE CÁCERES
VII.
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra.
Y nos encontramos con que, a partir del año de 1218, que fue emitida bula papal, Alfonso IX de León y Galicia, pone sus esfuerzos en la conquista de la llamada Hins Qazrix, y a partir de esta fecha da comienzo una serie de asedios y tentativas de expulsar al moro de la villa cacerense, algunas de estas tentativas con el signo de Guerra Santa contra el infiel.
El interés de anexionar este punto estratégico de gran valor táctico-militar, como era Cáceres, era el de añadir esta villa al reino leones, ya que era desde el tratado de Lavandera-Fresno en 1183, donde se marcaba el lugar de extensión natural del reino de León.
En resumen:
Norba Caesarina, cogió el nombre por su fundador sobre el 24 a,c. Cayo Norbano Flaco, siguiendo las directrices de fundación de ciudades marcados por el gran Julio Cesar.
Hins Qazrix, “la fortaleza, la llamo Al-Mumin en 1.147, cuando reconstruyo la muralla y torres defensivas sobre los cimientos de la cerca edificada por los romanos.
Cáceres, ciudad bien definida, como colgada de las nubes, dijo de ella Al –Umari, cronista árabe del siglo XIV.
Es correcto el decir, que las murallas de la fortaleza de Cáceres, retrasaron y contribuyeron en más de 40 años la reconquista de toda la Extremadura, las murallas de la villa cacerense fueron evidentemente levantadas, por alarifes musulmanes, para dotarla de resguardo, así como punta de lanza, de la defensa del Guadiana de las incursiones cristianas, y no es de extrañar viendo su majestuosidad que durante mucho tiempo cumpliera con gran eficacia su misión.
Durante el primer cuarto del siglo XIII, lo que hoy es Extremadura, era una zona avanzada del Islam en tierra hispánica, quedada claro que por esta parte la reconquista no estaba tan adelantada como por otras fronteras de la península, no es lógico cargar toda la culpa de este retraso a Alfonso IX , rey indudablemente guerrero y valiente, por más que su política fuera en muchos aspectos ambigua y tortuosa, el reino de León, se hallaba entonces entre dos estados jóvenes y pujantes, regidos por monarcas muy belicosos, Castilla y Portugal, León, más antigua pero militarmente más débil, se veía obligada con frecuencia a apoyarse en los árabes Almohades, para neutralizar a aquellos dos reinos que lo asfixiaban , en estos pactos con los Almohades, no hizo nada más que seguir los pasos de su padre Fernando II, pero cuando el leones, comprende que es imprescindible correr sus fronteras hacia el Sur, eso le exige la misión histórica de su reinado, tampoco entonces puede hacerlo, y en toda sus campañas de expansión, choca una y otra vez con un obstáculo que neutraliza todos los planes, este obstáculo que no pude eludir, y que se lo hace imposible eliminar es la impresionable e imponente Hins Qazrix, que muestras sus fuertes murallas custodiadas por imponentes torres defensivas en el camino entre el Tajo y el Guadiana.
Este enclave, que paree que ya lo tenemos olvidado, es ni más ni menos que la llave del Tajo, de él arrancan los dos caminos que conducen a dos únicos puentes que lo cruzan Alcántara y Alconetar (puente grande y puente chico) , desde la fortaleza de Hins Qazrix , los almohades acurren con prontitud a cualquier punto de la marca, que los leoneses amaguen con cruzarlo, al mismo tiempo y en sentido inverso también se vigilas el paso hacia el Guadiana, Alfonso IX comprende que no puede emprender ningún campaña hacia el Sur, dejando a sus espaldas la fortaleza de Hins Qazrix, esta fortaleza puede albergar entre sus murallas diez mil bravos y magnificos guerreros Almohades.
Todos los planes de reconquista por parte del de León tienen como primera etapa táctica, apoderarse de la villa cacerense, si Hins Qazrix sigue en poder del moro, no hay nada que hacer, el problemas pues es cómo actuar para rendir la villa, sus murallas son altas y fuertes, cuanta además con cuarenta torres que la defienden por todos lados, dentro un magnífico Alcázar, caben víveres, para mucho tiempo y en sus gigantesco aljibe asegura a los defensores contra la sed, Alfonso IX de León, llega una y otra vez ante los muros de Cáceres, y siempre se estrella en ellos , lo mismo que le ocurrió a su padre Fernando II en 1.184. Esta fortaleza se convierte en una obsesión para el leones, que en vano reúne huestes y aprestos militares, solicita ayuda, y hace predicar cruzadas, lo intenta en 1.213, con nulo resultado, y lo mismo en 1.218, en 1.221 Hins Qazrix, es una cuña musulmana en territorio leones, Valencia de Alcántara y Alburquerque son ya cristianos y está pocas leguas de Badajoz, pero la fortaleza cacerense resiste campaña tras campaña, en 1.222, después en 1.223 y en 1.225, las crónicas dan diversas explicaciones al fracaso , unos al mal tiempo “ Facia tan grandes aguas, que no podían durar” en otras achacan al rey haberse dejado comprar, en más de una ocasión escapa con sus huestes sangrientamente escarmentado, pero la causa de tantas derrota, es una sola, Hins Qazrix es inexpugnable, tiene que esperar el monarca leones, hasta la época de descomposición Almohade , entrado el segundo cuarto del siglo XIII, para que le sea propio Alfonso IX la conquista de la impresio fortaleza.
Caída la villa a favor cristiano, la ocupación rápida de Extremadura es un hecho, Mérida, Montánchez, Alhange, pasan a poder cristiano, Trujillo y santa Cruz, por parte de Castilla poco tiempo después. Con la caída de Hins Qazrix, se pone término a 82 años de dominio musulmán, dejando Cáceres al dominio cristiano.
Cáceres, esa vieja ciudad aislada, solitaria, que cumplió su destino histórico hace más de siete siglos, a raíz de su reconquista como población cristiana, que más que reconquistada fue una verdadera fundación, aquí no había más que un reducto almohade, solo un amplio corralón amurallado y fortificado, construido sobre las ruinas romanas de la colonia Norba Caesarina, desaparecido hacía ya más de mil años, de estos mil años de ruinas y abandonos, la noticia de Cáceres población son nulos, y poco abundantes, poco seguros, las que se refieren a su comarca, hasta los bordes de la Trasierra, Cáceres desapareció como población allá por los siglos III o IV de nuestra era, para renacer como fortaleza durante las correrías de los árabes almohades, todo el territorio quedo más o menos despoblado, siendo tierra de nadie, de tránsitos pero poco transitada en los trasiegos militares de las invasiones y en las consiguientes de las luchas de los pueblos barbaros entre sí, después las de los musulmanes entre sí, y más tardes musulmanes contra cristianos.
Lo que se puede deducir, es que Cáceres al dejar de existir como romana, de visigodo tiene muy poco o nada, lo perdió todo, por perder perdió hasta el nombre , el moro que la reutilizo, almohade o pre-almohade, tuvo que ponerle el nombre y la llamo Hins Qazrix, según lo menciona Al-Edrisi, (cartógrafo y geólogo Árabe siglo XII) Hins , fortaleza, recinto amurallado, lo que cuadra con su histórica estructura, pero Qazrix, es algo que siguen poniendo en discusión los entendidos en el tema , a no ser que Qazrix o Qaris, sea el nombre de una persona, o de la tribu, que es lo que las tribus solían llevar generalmente , es decir el nombre del jefe de sus fundadores, lo que Hins Qazrix podría significar, existiera o no desde los árabes almohades, el castillo o la fortaleza, de un señor con este nombre, o el reducto refundido por guerreros de una tribu con ese nombre , se refuerza por el hecho de que el castillo almeriense de Cacim, fue un Hins Qasim, que se identifica con do Miguel Asin, como nombre personal.
Hay que reconocer que era natural el que la despoblación aconteciese, refiriéndose aquí un fenómeno paralelo al que se produjo por los mismo tiempos en las cuenca septentrional del Duero, el espigón serratico que perfilan el Risco, el Portanchito, La Sierra de la Mosca, la Sierrilla, no tenían otro valor que el estratégico, como bastión decisivo que vigilaba los pasos abiertos entre el Norte y el Sur, el cerro en que se encontraba la vieja colonia Norbense, centraba este bastión adarvando dos de estos valles, al Oriente el de Fuente del Concejo y la Rivera, y al Occidente el de Aguas Vivas, pero estos pasos en los primeros siglos de la reconquista, apenas fueron transitados , por lo que la posición de Cáceres, a nadie amenazaba y a nadie defendía.
A los primeros invasores musulmanes, esto no les intereso, ya que los caminos de la irrupción se fueron por Oriente, y tanto que el moro Muza , para ir a Galicia marchó nada menos que por Zaragoza, sabían además los moros que los reyes cristianos, no se aventurarían sino en fugaces algaradas al sur de las sierras, ni mucho menos atravesar el Tajo, tan solo un rey lo hizo Alfonso VI, y lo pago bien caro, no era pues cosa de guarecer, si no circunstancialmente, una posición a todas luces inútil, para defender unos pasos que nadie amenazaba ni transitaba, así las ruinas de la antigua colonia debieron seguir abandonadas.
Pero treinta y cinco años después de la derrota de Zalaca , vienen los almohades a España, y es entonces cuando se desplaza hacia el Oeste el centro de gravedad la acción reconquistadora, los nuevos invasores se tropiezan ahora con un guerrero tan valeroso e inteligente como Alfonso VII, el cual al recobrar la Trasierra perdida por su abuelo y al conquistar Coria, amenaza seriamente el curso inferior del Tajo, representando un serio peligro para toda la marca inferior, antesala de Badajoz. Compendiaron entonces los califas almohades, que la defensa de los pasos era ya imperativo urgente, fortifican santa Cruz, Trujillo, Montánchez, en los bordes d las cordilleras separan las vertientes del Tajo y Guadiana, y como puesto destacado al Norte, eligen el emplazamiento de la abandonada colonia Norbensis Caesarina, recomponen sus arruinadas defensas, Habría allí o no una antigua posición musulmana, pero si la había, debió de estar muy dejada, el cerco estaba arruinado lo dice bien claramente el hecho de que toda su reedificación es de la época almohade.
El emperador (Alfonso VII de León) no atacó Cáceres, ni menos la ocupó como se ha escrito, el asalto a la comarca cacerense no se lleva a efecto hasta la segunda mitad del siglo XII, bajo el reinado del Leones Fernando II, tuvo su prólogo con el aventurero Gerardo Sampavor, un fronteiro Portugués , mitad guerrero, mitad bandido, o quizás las dos cosas, se apodera en los primeros años del reinado de Fernando II y por sorpresa, de varias posiciones musulmanas de la marca inferior, y entre ellas de Cáceres, no la tuvo mucho tiempo en su poder, como su finalidad era simplemente el saqueo y el despojo, no se entretuvo a esperar siquiera la reacción del moro, y una vez se apoderó de cuanto hubiera en la cerca amurallada cacerense , la abandonó para seguir sus azarosas aventuras, que habrían de terminar perdiendo la cabeza por mandato de Abu-Ya`qub en tierras africanas.
El rey Leones, aprendió el camino, y en dos o tres ocasiones, unas veces con éxito y otras sufriendo descalabros, se lanzó al asalto de la comarca, a la meta llego por fin su hijo y sucesor en el trono leones, Alonso IX quien realiza la conquista definitiva, le da los fueros e incorpora a nuestro pueblo ya para siempre, a la macha de los estados cristianos de península.
El amplio termino por fuero concedido a la villa Cacerense, fue parcamente poblado con gentes de las huestes conquistadora, a los que se sumaron inmigrantes venidos de la Extremadura leonesa, eran estas gentes una mesocracia con tradición ganadera que se avino a soportar la vida azaroso de la tierra fronteriza, y que necesitando el latifundio para pastorear con su rebaño, crearon la dehesa como base económica de su existencia, comenzando la exploración en grandes extensiones, de los productos espontáneos de la tierra, nuestro fuero no es más que eso, una forma jurídica para el aprovechamiento de las riquezas naturales, pastos, madera, bellotas, caza, pesca , colmena, el latifundio, puede entonces y puede que aún lo sea una necesidad vital, pese a reclamaciones, pues cuando la tierra es pobre, necesita amplias extensiones para logar de ella un sensible rendimiento.
(fuente Ortiz Belmonte-Conquistas)
(fuente Floriano Cumbreño-Historia)

Agustín Díaz Fernández
