L CAPITULO BREVE HISTORIA DE CÁCERES-DESAVENCIAS ORDEN DEL TEMPLE (II)

       BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                           L CAPITULO SIGLO XIII

Reinado de Alfonso X

Desavenencias Orden del Temple (II)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Mal mirada en la comarca cacerense, estaba la Orden del temple, se les consideraba  como Orden extranjera, y el carácter adusto, tiránico y ambicioso de sus caballeros, cuyo orgullo se hizo proverbial les llevo a chocar con los pobladores, acarreándoles irreductibles inquinas, muy celosos de sus propiedades, bastaba que un pastor, con o sin intención se internara en los límites que ellos estimaban como de su pertenencia, para que se les confiscara el ganado y fuera enviado a las mazmorras de cualquier castillo, donde lo más corriente era que se olvidaran de su existencia, el odio hacia los Templarios se extendió al fundarse las ordenes leones del Santiago y la de Alcántara, que parecían confabuladas para consumar su ruina, a los que más o menos y a las claras empezaron a apoyarlas los reyes de León, al descubrir las secretas intenciones de los del Temple.

Proyectaban los Templarios, convertir en feudo de su orden toda la Trasierra, con el fin  que toda la conquista en el Sur del rio Tajo se hiciese en su exclusivo beneficio, desde el comienzo del reinado de Fernando II de León y con esta idea, se dedicaron a ocupar posiciones clave, pero las Ordenes leonesas les salieron al paso, disputándoselas en el terreno jurídico, y haciendo ver a los monarcas los peligros que entrañaban tan enorme  poderío dentro de sus estados, esto produjo una reacción por parte de la corona, reacción que no tardo en convertirse en despojo , Fernando II de León, les habia concedido del  castillo de Portezuelo, una de las mayores fortalezas de la región cacerense, este defendía un profundo desfiladero abierto entre dos altas montañas,  por la que pasaba la vía Dalmacia, lo perdieron durante la campaña del emir almohade Abu-Ya’Qub en el 1174, pero que fue recuperado por Alfonso IX de León  en 1213, aunque los templarios la reclamaron y con insistencia, el monarca les dijo que verdes las segaron, y lo entregó a la Orden de Alcántara, haciéndolo cabecera de una de sus encomiendas, (Portezuelo, castillo de triple muro , una de las mayores fortalezas poseidas por los  árabes en la orilla derecha del rio Tajo, obra maestra de tan grande alarifes, levantada sobre una empinada sierra, en el camino de Coria a Alconétar, a distancia de cuatro leguas de la ciudad episcopal. Primeramente se denomino Castillo de Portillo, más tarde del Portichelo, quédale al final el nombre de Portezuelo, sobre nombrado de Marmionda, por los lugareños, en 1167 fu conquistado por Fernando II de León, que lo dono a la Orden del Temple, siete años después lo recupero el emir árabe Abu-Ya’Qub, siendo definitivamente recuperado de los muslimes en 1213 por Alfonso IX de León, el cual lo dono a la Orden de Alcántara, a pesar de las reclamaciones del maestre de la Orden del Temple, que se llamaba a la posesión de él, habiéndole sido donado por el antiguo rey, su padre,) igual suerte corrió con los de Cabeza de Esparragal y Santibáñez el alto, en posesión del temple desde 1167, también pasaron a manos de los de la Orden de Alcántara, parecida suerte tuvo el Castillo de Trevejo, en 1186, si bien quien se lucro de este despojo  fue la Orden de Santiago.

En el momento de la conquista de Cáceres, el Temple habia quedado reducido en la Trasierra en posesión de Alconétar, con pretensiones de permanecer allí, concentrando en este posesión la totalidad de su poderío, decidido a no soportar más usurpaciones, robustecieron el Castillo rodeándole de reductos, pusieron una fuerte  guarnición y repartieron por los extensos campos de la encomienda sus rebaños, bajo la protección de pastores armados como guerreros, recelaban en primer lugar de Alcántara, que por la parte de Brozas, presentaba una Avanzada amenazadora contra Garrovillas, sin perder de vista el realengo  cacerense cuyos confines llegaban hasta Talaván, subiendo sus ganados a pastar hasta la confluencia del Tajo con el Almonte.

Con la villa de Cáceres, fue con la chocó el rencor de los Templarios, invadieron estos en repetidas ocasiones los pastos cacerenses, contra lo cual reclamo la Villa, haciendo valer sus derechos, creando un  clima de tirantez con los caballeros de la Orden del Temple, que derivo en violentas represalias, Cáceres no tenía otra salida ni otra comunicación con el Norte, que el  puente de Alconétar, comunicación que le era indispensable, inmediatamente de realizada la conquista se estableció un eje de tránsito de mercancías por la antigua vía romana, cuyos extremos eran Cáceres y Plasencia, la que estaba cobrando un gran auge, merced a la colonización de la rica comarca de la Vera, desde donde tenían que bajar hasta Cáceres la mayoría de las mercancías que la villa cacerense necesitaba para la subsistencia, no todas algunas entraban vía Trujillo, en esta época  todavía el término cacerense estaba sin rotular, que aunque los pobladores eran escasos, no daba esta tierra pan suficiente para mantenerlos.

Otra cuestión era que los ganados de Cáceres, cuando se les sacudía en momentos de peligro, tenían que pasar por el puente de Alconétar, que estaba en poder de los Templarios, siendo forzoso además el atravesar la encomienda, los caballeros e la Orden pretendieron, primero cobrar el teloneo o derecho de transito bajo sus distintas formas, pontazgo, portazgo, montazgo, etc. al alegar la villa cacerense las exenciones que tenía otorgadas por Fuero, los Caballeros Templarios, se cerraron en banda e impidieron el paso por la fuerza. Los Cacerenses, reaccionaron como pudieron, y en cuanto los ganados del Temple pisaban la tierra que hoy se conoce como los Cuatro Lugares del Campo, acudían los caballeros de la Rafala y los apresaban, cuando no hacían corredura por la encomienda llevándose todo lo que podían.

(Alconétar, se cree que fue el Túmulus de los romanos, población asentada en las confluencias de los rio Tajo-Almonte, en la Vía Lata, que conducía desde Mérida hacia Salamanca y Zaragoza, habiéndose construido su puente en tiempos del emperador Augusto, los árabes la llamaron Alconetara, que quiere decir segundo puente, por existir uno en cada rio, uno que se denominó Mantible sobre el Tajo, se edificó castillo, y b ajo denominación árabe fue pueblo de gran importancia,)  

Esto condujo a que se produjera un estado tal de violencia, mucha muerte y deshonra, a fuerza de darse de la una a la otra parte, aquello solo conducía a la ruina y la Villa Cacerense tenía todos los números para perder, así las cosas, el Concejo creyó necesario procurar la paz y poner fin a esta dramática situación de violencia. Los oficiales de la Villa acudieron al Castillo de Alconétar, tras una larga entrevista con don Miguel Navarro, comendador del Castillo, pero ambas partes se mantuvieron en sus puntos de vista, se enumeraron los respectivos agravios, y al llegar a ningún acuerdo, acordaron dirimir la contienda mediante un arbitraje, debiendo nombrar Cáceres sus representantes entre los Caballeros del Temple y estos designar los suyos entre los Caballeros Cacerenses , en día 25 de Febrero de 1253, se reunieron ambas partes en la Villa de Cáceres, para hacer las designaciones de sus embajadores…

(fuentes Floriano Cumbreño-Historias de Cáceres

Publio Hurtado-Castillos)

Agustin Díaz