XLII CAPITULO-BREVE HISTORIA DE CÁCERES-LA GANDERIA (I)

                       BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                            XLII CAPITULO SIGLO XIII

La Ganadería. (I)

Crónica desde la calleCuba de mi Llopis Ivorra

La realidad que captó por los pobladores y que constituyó la base económica de la repoblación, fue las posibilidades que ofrecía la ganadería, y como se hicieron estas posibilidades se hicieron sensibles con el hallazgo de aprehensión como botín, de la raza merina, importada a latitudes cacerenses por los invasores almohades, pero desde el primer momento se dieron cuenta que en el término de Cáceres, podía criarse  todas las especies pecuarias, la parte Norte, limpia del espeso monte de matas bajas y malezas que la poblada en el momento de la conquista, se fue transformando en el Ribero que centraba la Villa con el Ribero, en un invernadero muy apreciado para el ganado lanar, entre el Tamuja y la Rivera de Araya, se convirtieron en extensos pastizales cerrados al Norte por la zona pizarrosa que ciñe las márgenes del Tajo desde Talaván, hasta la entrada de este rio en la encomienda de Alcántara, la Calzada Guinea (Vía Lata) era cacerense desde el  rio a la sierra, y al perder su importancia militar se fue progresivamente ensanchando en amplia cañada, que conservaba frescos los yerbazales hasta los bordes de la llegada del estío, en el puerto del Collado, lo que en el siglo XIV paso a llamarse Monte del Casar, las lomas y abombamientos estaban llenos de espesos encinares que, una vez limpias podían sustentar numerosa piaras del ganado de cerda, hacia el Sur los valles del Ayuela y del Salor, las manchas de encinas y alcornoques alternaban con el prado, que se extendían hasta el borde de la sierra , y esta por su parte, selva impenetrable, ofrecía posibilidades de imposibles calculos.

 

Sin más normas ganaderas que las contenidas en el fuero Alfonsí, los rebaños indígenas hubieran podido vivir más holgadamente, pero en los comienzos de Alfonso X, alejados ya, el temor a las algaradas musulmanas, las hermandades o asociaciones de pastores que desde el siglo XII, venían funcionando regularmente en casi la totalidad de la  España cristiana, comienzan a constituirse con reglamentos, y ordenanzas y sus consejos aportellados encargados de hacerlos cumplir, con todo el apoyo de la Corona, consciente del valor que repr4sentaba la riqueza ganadera para la economía nacional, estas asociaciones fueron denominadas Mestas , indicando este nombre que en ellas se mezclaban ganados de distintos dueños, que integraban la hermandad o sociedad, para trashumar en busca de pastos, las mestas de la meseta, que ya había irrumpido en la Trasierra tras el avance del cristiano sobre el Guadiana, sintieron la apetencia de, los invernaderos de Cáceres, pasa y repasan el Tajo, provocando situaciones de violencia en el Concejo, que no en pocas ocasiones derivan en conflictos armados, la Villa para defender la cabaña propia, constituye su asociación ganadera, en el año de 1252, en el primero del reinado de Alfonso X, se presenta ante el monarca la demanda de amparo y protección de la cabaña de la tierra, haciendo valer la importancia de su ganado, el merino, y su superioridad con respecto al trashumante, el churro, y resaltando las excelentes condiciones que  para su aclimatación tenía la comarca cacerense, en menos de cinco lustros, habia proliferado tan abundantemente que formaba un núcleo tan suficientemente numeroso para emigrar a otras comarcas y transformar todo el panorama pecuario de la península, y así ocurrió.

El Rey, a la vista de esto, encomienda al Concejo la redacción de sus ordenanzas ganaderas, que son, las que, desde Ulloa Golfín, vienen denominándose fuero de los ganados, su formación vino muy a tiempo, veinte años más tarde el poderío que llego a adquirir el Honrado Concejo de la Mesta, hubiera impedido su promulgación. El Fuero de Ganados de Cáceres, es una ley viva, organizada a la vista de necesidades inmediatas, aunque de forma tosca y desordenaba, se establecen concretas que robustecían la autonomía  pecuaria del término, no se cierra de manera intransigente a la trashumancia, pero las circunscribe Asus verdaderos limites, muchas veces pecan en sus ordenamiento de  mucha ingenuidad y sobre todo el respeto al Fuero Alfonsí y al espíritu de ese, por el contenido de estos textos proporcionan elementos suficientes pata trazar un cuadro del estado de la ganadería  de Cáceres, durante los primeros veinticinco años tras la conquista de Cáceres, de gran interés por contener los rasgos esenciales de su personalidad  histórica y las que habrían de caracterizar al hombre cacerense hasta las fronteras delos tiempos modernos .

Tras en largo abandono que termino en dos siglos de guerras continuas, el territorio cacerense hasta la importación de las merinas por los almohades, estuviera totalmente despoblado de ganadería, a finales del siglo XI , por el sur leones, seguía las líneas de la sierras del Sistema Central, con su centro en Salamanca, y era temeraria aventura traspasar esa línea conduciendo ganado ,como lo era para el moro el arriesgarse a cruzar con los suyos la Sierra de San Pedro, en el siglo XII se inicia la inmigración ganadera en la Trasierra, esta se lleva acabo apoyado en paso de los ganados en los castillos, cuyas guarniciones aseguraban relativamente el pastoreo, durante el reinado de Fernando II, los moros fueron aclimatando en las suaves ondulaciones que preceden a la sierra de San Pedro, entre los ríos Salor y el Ayuela, los primeros rebaños de merinas, pro sin alejarse demasiado de los puertos,  por si habia que tomar la huida, estos eran rebaños traídos a una y otra parte de las zonas cristianas y moras, sin que significaran una verdadera explotación ganadera, eran rebaños para el abastecimiento de castillos y de  psociones avanzadas, o para cubrir las necesidades de los ejércitos en marcha.

La primera especie que aparece como estable, fue la equina, el caballo era elemento de guerra y llego con la guerra misma, el poblador cacerense, al momento de poblar era gente de frontera, y necesitaba el caballo para mantenerse en su asentamiento y para perseguir al enemigo, habia dos clases de caballo, de silla o de carga o tiro. El primero era indispensable para todo poblador, vecino que, poseyese un caudal de o superior de ciento cincuenta maravedis, sin poseer caballo apto para la guerra, no podía gozar n plenitud de los derechos que el Fuero concedía a  los caballeros villanos, ser caballero, era una categoría social y también una necesidad que exigía dentro de la familia continuidad y permanencia, por eso el vecino separa sus armas y su caballo, como algo propio e inseparable de su condición y de su personalidad ciudadana, antes de entrar en participación con los hijos y cuando muere, el mayor de ellos hereda el caballo y las armas del padre, como signo de continuidad de la extirpe, si esta se extinguía por falta de hijo varón , las armas y el caballo se entregarían a la iglesia en sufragio por el alma del difunto.

El caballo de silla Valia de quince a treinta maravedis y menos de quince el de carga o tiro, se criaban en libertad los caballos, mezclados los de distintos dueños en los pastos comunales (dehesa de los caballos) marcados o señalados con hierros, creciendo a si hasta la época de la doma, se les estabulaba y se les llevaban a pactar  alas heredades, los sementales estaban separados en los prados, estando prohibido mezclarlos con las yeguas .

(fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

Agustin Díaz