XXXIII CAPITULO-BREVE HISTORIA DE CÁCERES-EL MUNICIPIO CACERENSE Y EL REY 

                          BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                             XXXIII CAPITULO SIGLO XIII

El Municipio y el Rey.

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

En Anteriores capítulos veíamos como se iba erigiendo lavilla cacerense, poco a poco, primero vimos como iban llegando los pobladores, más tarde la composición de la vecindad y las primeras construcciones de la villa, y ya en el capítulo de ayer, la composición del concejo, vamos hoy con el Municipio y el Rey. 

Las relaciones de Cáceres con el poder central, eran las propias de las villas de realengo como era la cacerense, el Rey posee el señorío directo   de la Villa y el Concejo ejerce una autoridad delegada por el Soberano, pero con una autonomía merced al privilegio de franqueza de sus vecinos , otorgado en la Carta de población y reiterado más tarde en el texto del Fuero, y solamente con el Monarca y en sus fronteras ,estaban los hombres de Cáceres obligados a ir en hueste.

No hay en la villa funcionarios reales con carácter permanente, el Juez del Rey y los alcaldes del Rey, son meros mandatarios circunstanciales, designado por el monarca para una misión específica, tal como la transmitir ordenes reales, velar por su cumplimiento o cobrar lo que al Rey se le debe en Cáceres. Impuestos que el Monarca cobraba en Cáceres, era la forera, que comenzó a cobrarse de siete en siete años, que se convertiría más tarde en anual, la cuota íntegra era de un Maravedí para los que tuvieran bienes por valor de veinte Maravedis en muebles o de sesenta en raíces, el que tuviese la mitad, pagaba medio Maravedí y los que tuviesen menos no pagaban nada. La Fonsadera, esta se pagaba por la exención de los servicios militares.

Los Yantares, era la obligación del vecindario cacerense, de facilitar comida al Rey, cunado visitaba la Villa, o pasaba por su territorio, se cobraba en metálico pagando cada vecino en proporción con sus bienes, los funcionarios reales eran los encargados de recaudar este tributo, y estos cometían tales abusos, que lavilla reclamaba ante en Rey, para que la cobranza se hiciera por sus aportellados (concejales), también con el tiempo se convertiría en impuesto fijo que se pagaba en determinados días del año, aunque el Rey no anduviese por la población.

Al Monarca correspondía también, la quinta parte del botín de guerra o ganancia de cabalgadas, una parte de las colonnas (multas) por muerte, lesión grave o mujer forzada y la mita de las multas impuestas por quebrantamiento de feria, es decir alterar la paz en días de mercado, la justicia ordinaria era ejercida por los alcaldes, pero al Rey correspondían las alzadas, este recurso solo se interponían por perjuicios superior a diez Maravedis, depositando el demandante en manos de los alcaldes, cuatro Maravedis y dos el demandado, debiendo acudir al Rey.

LA VIDA EN LA VILLA

El ambiente histórico de la Villa Cacerense medieval, con todos los elementos sociales, políticos económicos que habrían de integrarlo y condicionar su existencia a lo largo de tres siglos, no llega a cristalizar de formas precisas y concretas, hasta bien avanzado del siglo de repoblación, los mismos Fueros, reconocen la necesidad de un periodo hereditario en la Villa, al alargar a los primeros sesenta años el intervalo de la organización, esta comenzó con el asentamiento de pobladores, seguido de la inmigración de los que vinieron primero que de Escálido, se denominaba  así en la Edad Media a las tierras abandonadas , desbastadas apoderadas de ella por la maleza, por estar en abandono o por haber llegado inculta a la conquista, van acondicionando la tierra para su habitualidad, haciéndola productiva, esto se llevó a cabo estableciendo en el término a gentes de las más diversas procedencias, leoneses en su mayoría, de  las entrañas de tierras abulenses o segovianas, de pasado nórdico y en su mayoría ganaderos.

Todos estos inmigrantes, se encuentran establecidos en Cáceres un estado de derecho en la norma Jurica del fuero, y este le sirven para para ajustar su vida, en lo que no debieron encontrar dificultad, toda vez que la Carta de Población era mitad leonesa y mitas castellana, en lo que se refiere el Fuero Alfonsí, era ya familiar desde comienzos de siglo a las gentes leonesas de la Extremadura y la Trasierra, que al ser recopilado ya tuvieron en cuenta las modificaciones necesarias, el fuero de Ganados y las Adiciones ,estaba hecho al gusto de todos, por lo que no había problemas, fue redactado en Cáceres por los mismos pobladores en vistas de las necesidades y posibilidades de la tierra a poblar.

Son los Fueros documentos suficientes para deducir de ellos el panorama completo de la vida cacerense, no solo en el intervalo de los primeros sesenta años, sino durante la totalidad del siglo XIII, a ellos hubo de ajustarse la repoblación y además hubieron de regir y acondicionar el fenómeno histórico-social más importante en Cáceres durante la segunda mitad del siglo XIII, la inmigración nobiliaria.

La Villa cacerense evoluciono de una manera persistente, los síntomas de esta evolución aparecen en época muy temprana, dejándose notar dentro de los 50 primeros años, afectando a la misma aplicación del Fuero, cuyas normas siempre fueron respetadas, pero mirando de reojo las realidades que poco a poco se iban imponiendo como consecuencia de las trasformaciones de la vida y los cambios políticos que dio lugar a la unión de los dos reinos León-Castilla, que junto al alejamiento de las fronteras musulmanas, transformaron el ambiente vital de la Villa. Sin esta flexibilidad y comprensión de las circunstancias, Cáceres no hubiera alcanzado su personalidad y durante siglos hubiera quedado reducida a un rincón perdidos en los confines del Reino, constituyendo un extenso baldío a la merced de las ambiciones de las Ordenes Militares, o de cualquier otra entidad o persona poderosa que quisiera hacer acto de dominio sobre el inmenso despoblado. Los Fueros, rectamente comprendidos e interpretados en toda su amplitud, le salvaron del abandono y del infortunio, en los Fueros se encastilla para defender lo que le es propio, ganadería como base de vida y de ellos extrae sus posibilidades de relación con lo extraño, Plasencia Trujillo, hacia la que extiende su influencia leonesa recibiendo a cambio y a  través de ellos, lo mejor que podía recibirse de la parte castellana, esta es la realidad de la razón histórica de la unidad política de nuestra provincia actual, por ella subsiste a pruebas de intentos de secesión y de descabellados separatismo.

Carlos Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres

              

                                                                                                FUEROS

Agustin Diaz