XL CAPITULO-BREVE HISTORIA DE CÁCERES-VIDAEN EL CAMPO (I)

                         BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                               XL CAPITULO SIGLO XIII

La Vida en el Campo. (I)

Crónicas desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Repasamos en capítulos anteriores, como se pobló la comarca cacerense, como se tenía derecho a ser vecino, como se empezó a construir las primeras casas y los primeros barrios de la villa, más tarde vimos cómo se ninguneaba a los artesanos y se las hacia vivir por gremios en calles designadas, también vimos cómo se casaban y heredaban, vimos ferias y mercados, repasamos como se vivía en la villa tras su conquista, hoy vamos  a ver cómo era la vida en el campo de la recién poblada comarca cacerense.

 

  Designa el fuero propiedad rural del termino de Cáceres, con el nombre genérico de Tierra, que es, por tanto, todo predio rustico, sea cual sea su extensión, quedo extendida la tierra de Cáceres durante el proceso de repoblación, quedo separada en dos categorías, la una municipal y comunal, privada era la otra, de la primera tenía el concejo el dominio  directo, de la segunda eran dueños personas privadas, llamados señores de tierra, estos necesariamente  tenían que ser vecinos, no admite el Fuero como ya vimos, propiedad nobiliaria en Cáceres ni tampoco eclesiástica, los  nobles que al final del siglo XIII y a lo largo del XIV adquieren tierras en el termino cacerense, lo hacen a través de enlaces con familias avecinadas y los clérigos que las poseen, es a titulo de vecinos, no por calidad de clérigos, además había la prohibición de poseer bienes territoriales a las órdenes religiosas, causa esta de que hasta épocas bastantes avanzadas no hubiese conventos en la Villa, ni en su territorio, sobre todo de frailes.

Se acedia a la propiedad privada de la  tierra se origina en la heredad, ración adjuducada a cada poblador, como vimos en el capítulo de pobladores, esta ración  o terrenito que se otorgaba solo por venir a poblar la comarca cacerense en el proceso de la colonización fue adaptándose a la característica  de los productos que producía, o a la peculiaridad de la naturaleza del  terreno, no todo el terreno yermo era capaz  de ser puesto en cultivo, y que había grandes extensiones en la que resultaba más rentable explotar las riquezas naturales y espontaneas, esto en principio dio lugar a la división de las heredades en dos clases, la no cultivada o campo y la cultivable, denominada de labor, una y otra continúan siendo heredades y como tal se las nombra lo mismo en el yermo que en el labrantío.

El Fuero nos dice que campo es, toda extensión de tierra que no está cultivada ni es susceptible de cultivo, y que es, aprovechable por los productos naturales que rinde, de hecho, y en un principio el campo de Cáceres, era de todo el mundo, a causa de estar sujeto, aun dentro de la propiedad privada, a la contingencia de los desacatamientos, contando estos con tres partes diferenciadas, el monte, la mata, y el prado.

El monte, que en el momento de la conquista cubría todo el término, era en su totalidad del Concejo y este lo defendía valiéndose de una guardia especial, Los Montaraces, precedentes de los guardas rurales, estos prendían a todo forastero que penetraban en el sin autorización, castigando severamente a, los que incendiasen o cortasen el arbolado, los vecinos podían, no obstante, talar árboles para la construcción de casas o para fabricar aperos de labranza, las personas privadas que tenían en el monte ración de heredad, también estaban obligados a respetarlos y no podían destruir el arbolado, ni quemarlo para beneficiar los pastos desde el mes de mayo hasta San Martin, con el fin de evitar que el fuego se propagase a otras propiedades, si esto ocurría, el propietario del monte incendiado era responsable de los daños causados, debiendo de pagar estos, más una multa de diez maravedis, el Fuero disponía, que si no tenía de donde pagar, fuera atado de pies y manos y arrojado dentro del fuego.

La mata, es el terreno bravío, cubierto de monte bajo, predominaba en ella el tomillo, la retama, el jaral, el brezo, la carrasca y pequeños olivos salvajes llamados acebuches, estas plantas llenaban el termino cacerense por Las denominadas manchas, una muy extensa, desde los alrededores de la villa, hasta los Riberos del rio Almonte, otra hacia el Casar y otra también muy extensa por los Arenales, la mata se fue descuajando poco a poco merced a los caleros y por los horneros, también en buena parte por los mismo particioneros para convertirlas en tierras de labor, o en prados, especialmente en valles y tierras bajas.

El prado entraba en la participación de heredad con más frecuencia que las dos anteriores¸ eran los yerbazales que se extendían por los terrenos frescos, junto a las corrientes de agua en las llanuras umbrías, había una clase especial de prado, gozaba este, de situación de privilegio, llamado prado amoionado a  fuero, tenia coto perpetuo, gozaba de todos los derechos de las tierras de labor, para ser  esto tenía que tener al menos seis  aranzadas (medida de tierra de cultivos, viña etc.) estar separado en  veinte estadales de la última casa de la aldea o villa, o si se hallaba colindante con dehesas del concejo, cerca del ejido de la Villa o tocando camino público por cualquiera de sus fronteras, estaba obligado a estar cercado por pared de piedra de cinco palmos ( 22,86 cm palmo) de alta por  tres de espesor, se aprovechaba este prado, por pastoreo directo, también se segaba, era defendido contra el pastoreo abusivo y sus incendio estaba penado con multa de diez maravedis, más la reparación del daño.

La labor en el Fuero distintos significados, en general trabajo, pero tambien al producto del mismo u obra realizada, pero en general se designa a tierra de labrantía, los daños en las mieses, eran muy castigados, sobre todos si se producían por incendios o metiendo bestias o ganados en ellos, estos no podían entrar en las rastrojeras mientras hubiese gavillas y la quema de rastrojo había de hacerse por su dueño o con su consentimiento, las tierras sembradas con herbáceas, generalmente cereales, para el consumo en verde, estos son nombrados alcaceres, y tenían que reunir las mismas condiciones que el prado amoinado a fuero, hubo muchos de estos, casi todas las huertas de la Rivera del Marco, desde la Fuente del Rey hasta el Guadiloba, estos en su origen fueron alcaceres.

(fuente Antonio Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres

Agustin Díaz..