LVII CAPITULO-BREVE HISTORIA DE CÁCERES-CABALLEROS DE LA VILLA

                            BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                  CAPITULO LVII-SIGLO XIII

                            LA INMIGRACION NOBILIARIA

Los Caballeros de la villa (I)

Crónica desde la calle Cuba de mi llopis Ivorra

La población inicial de la villa cacerense, estuvo formado por un muy escaso número de pobladores, y que fueron extraídos a duras penas de las huestes conquistadoras, no sabe el historiador, es más indica que quizás jamás se llegue a saber, quienes eran estos pobladores, si nos afirma que, en la posición recién conquistada no quedo ni uno solo de los nobles ni altos dignatarios de los que acompañaban al Monarca Alfonso IX, en sum ultima expedición y cuyos nombres no son conocidos por las crónicas, nos siguen diciendo el historiador que es una quimera el pretender rastrear los orígenes de las ilustres familias cacerenses, y mera  fantasía el pretender adjudicarles a algunas de ellas entes aquellos doce hombre buenos, que en nombre del concejo, prestaron el juramento de fidelidad al monarca y a la corona de León.  

En Cáceres, no hubo una nobleza autóctona, no hubo una aristocracia que pudiera haber enraizado sus orígenes en la conquista de la Villa, o que hubiera iniciado los primeros avances en la vida civil cacerense, por lo tanto, aquí solo quedaron “hombres buenos” que eran gente del estado llano, mientras los nobles conquistadores seguían adelante con la campaña, primero con Alfonso IX después con su hijo Fernando III.

Este hecho tiene su explicación, en una Villa de realengo, vinculada a la corona e inseparable de ella, libre por si y sobre si, con un concejo que no estaba obligado a obedecer si no  al Rey, y en cuyo territorio estaba rigurosamente prohibida la propiedad señorial, la nobleza nada tenia que rascar en el territorio cacerense, esa es la cuestión que durante  los primeros cincuenta años la población se va integrando por gente llana, unos más ricos que otros, pero iguales ante el Fuero, por documentos de mediados del siglo XIII, dan el nombre de algunos de ellos o de sus descendientes inmediatos, apenas si medio centenar, y todos son nombres corrientes , como es de rigor en este tiempo, en el que aún no habían cuajado los apellidos.   

Nos sigue contando el historiador, Un Pérez, un Fernández, un Yánez, no dicen si no que sus padres respectivos se llamaron Pedro, Fernando o Juan, pudiendo tan solo establecerse el vinculo cuando ya el patronímico de una generación ha conseguido persistencia suficiente para convertirse en gentilicio o apellido, lo que sucede en aquellas familias que adquirieron un cierto relieve social. Entre 1229 y 1250, se puede comprobar media docena de núcleos de la primitiva poblacion, todos de la clase principal, todos “caballeros villanos” que marcan el primer relieve social en la mesocracia ganadera que puebla Cáceres, y que, en menos de veinte años, logra alcanzar una pujante situación económica. La familia que aparece en los documentos como más antigua es la de los Tello. Tello es nombre personal, que bajo esta misma forma y en el siglo XIII y con la de Téllez, se usa como patronímico, alternado sus formas latinas, al convertirse en apellido en el siglo XIV, predominó la forma Téllez, la que persiste.

A la conquista de Cáceres, vino con las tropas castellanas que Fernando III puso a disposición de su padre Alfonso IX de León, Tel Alfonso, tercer señor de Meneses, hijo de Alfonso Téllez, primer señor de Alburquerque, Tel o Tello Alonso, siguió con las huestes interviniendo en la lucha contra Abenhut en la cuenca del Guadiana, y más tarde en las empresas en Andalucía, pero en la villa cacerense, quedó un hombre de la casa, llamado Gómez Tello, este se asentó en la villa como hombre del Rey, recibiendo tierras en los ángulos nordeste y Noroeste del término y en la Sierra de San Pedro, estas tierras se convirtieron en dehesas con nombre de Gil Téllez, Ruana de Tello o Téllez, Raposera de Tello. Hacia 1253, Gómez Tello era uno de los más distinguidos caballeros de la Villa cacerense, además de uno de los ganaderos más importantes y ricos del término, como hombre del Rey, gozaba de mucha influencia, interviniendo activamente en los negocios de la villa, por lo que algunos le reputan como primer alcalde de Cáceres, tuvo tres hijos Gómez Tello el primero como su padre, una hija llamada María Gómez Tello, y otro hijo cuyo nombre debe haberse perdido y que fue padre de Cebrián Tello, Gómez Tello hijo, caso con Sancha Gil, no debieron tener descendencia, ya que todo el riquísimo  patrimonio estaba en poder de María Gómez Tello, primer centro de atracción, de la inmigración nobiliaria en Cáceres.

El segundo núcleo familiar es el formado por una de las numerosas ramas de los Pérez, representando por Pascual Pérez, Pérez es hijo de Pedro, Pascual Pérez, vino a Cáceres con la conquista o inmigro aquí a raíz de ella, esta datado que recibió ración de heredad en la sierra de San Pedro, en los linderos discutidos con Badajoz, poblando la finca el Alpotreque, ya en la vertiente Sur de la Sierra. Casó Pascual Pérez con Menga Martin, hija de              don Marín, otro caballero de Cáceres y también muy heredado en la Sierra de San Pedro, ya en el último cuarto del siglo XIII, juntó el caudal de ambos esposos constituyendo el más grande capital de la Villa cacerense, las merinas de Pascual y Menga, pastoreaban por toda la Sierra, pasaban a tierras de Badajoz por el rio Botoa y Sante Yuste y hasta trashumaban a Portugal por Alburquerque, donde tenían parentela. Dentro de la Villa y en la gran explanada que se extendía ante la Iglesia de Santa María, se levantaba su casa labradora, ennoblecida por una portada de piedra perfilada en arco de herradura apuntado, portada que aun existe en el flanco que da para la calle Arco de la Estrella.

La familia de pascual y Menga, se componía de cuatro hijos, varones dos Pascual y Juan, y dos mujeres Pascuala y María, ignorándose que fue de los dos varones y de María, Pascuala heredó no solo lo que le correspondía entre el patrimonio de su familia, sino que además recibió todo el caudal de su abuelo don Marín, que no era ni mucho menos escaso, además de su rango social, mientras los demás individuos de la familia eran llamados simplemente  Pascual, Juan o María, ella aparece  nombrada en los documentos con el tratamiento de Donna Pascuala, rica heredera de particiones para atracción de la nobleza.

(Fuente Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

(Biografías)

Agustín Díaz