LIII CAPITULO BREVE HISTORIA DE CÁCERES-LA VILLA CACERNSE Y ALFONSO X (I)

                                     BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                         LIII CAPITULO - SIGLO XIII

Cáceres y Alfonso X

Crónica desde la calle Cuba demi Llopis Ivorra

Dejábamos a los litigantes de Cáceres y Badajoz por los linderos de limites de las provincia cacerense, Alfonso X dio razón a la embajada de los de Cáceres, que a tal efecto se desplazaron hasta Sevilla donde el monarca hacia preparativos de guerra contra l moro de Granada, contentos los cacerenses los dejábamos en el capítulo anterior, los de Badajoz también aceptaron las conclusiones del monarca, pero se podía apreciar en sus rostros que no estaban conformes, volveremos ver surgir estos pleitos andando en la historia.    

Continuaba el malestar en todo el reino, los gastos que ocasiono la guerra de Granada, las mercedes sin cuento que se otorgaban a los nobles para tenerlos pacificados, los dispendios que de forma caballeresca como poco  prudente se hicieron por el gobernador de Constantinopla y el ostentoso boato con el que se celebraron las bodas del Infante don Fernando con doña Blanca hija de San Luis, habían empobrecido el estado, además al que se presentaban otras costosas perspectivas con motivo de las aspiraciones de don Alfonso al imperio, el descontento cundió, principalmente entre los ricos  hombres, que con una avidez insaciable que los poseían, quisieron aumentar sus bienes y privilegios, aprovechando para ello todas las ocasiones que se les presentaba, en cuenta del carácter vacilante e indeciso del monarca.

La sublevación comenzó en 1268, a raíz de levantar Alfonso X el cerco a Portugal, don Nuño de Lara, hombre valeroso, buen capitán pero levantisco e inestable en sus lealtades, unas veces estaba al lado del monarca, otras enemistado con él, centró el descontento entre los nobles, anduvo en turbios manejos con el Rey de Granada, y comenzó a trabajar al infante don Felipe, hermano del Rey, quien también iluminado por la vena aventurera, como don Enrique tenía la aspiración, si no  de reemplazar a don Alfonso en  el trono de Castilla y de León, por lo menos a  crearse un reino propio e independiente en los territorios conquistados por San Fernando en Andalucía, no mostraron desde el principio los rebeldes sus intenciones, siguieron aparentando una cierta sumisión, entraron en tratos con los Reyes de Navarra y de Granada, establecieron correspondencias con Aben Yucef, Rey de Marruecos, mientras acosaban con exageradas peticiones a don Alfonso X, se dio por fin cuenta del estado de rebelión de casi tosa la nobleza, trato de apaciguarla accediendo a muchas de sus demandas con evidente debilidad, pero los nobles se “extrañaron” del reino estableciéndose en Granda, se esforzaron la reina Violante y el Infante don Fernando en convencerlos, pero fue inútil, en 1271 estalla la guerra, y las topas del moro de Granada junto con los nobles sublevados invaden Castilla.

Abandonados por todos Alfonso X, vuelve la mirada hacia los Hombres Buenos de la tierra, convoca los concejos de León y Extremadura a una reunión en Ávila ( Cáceres, era por entonces León) expuso la situación el monarca y les pidió ayuda para hacer frente al  de Granada y someter a los sediciosos, todas las ciudades, villas y lugares del Reino, dando pruebas de lealtad, renovaron su juramento de fidelidad al monarca, reunieron las milicias concejiles poniéndolas a disposición del Infante don Fernando, el que habia sido nombrado por su padre para dirigir la expedición, atacó este a los invasores por la parte de Jaén, mientras que la de Murcia avanzaban tropas aragonesas que  don Jaime puso a disposición de don Alfonso X, estas iban mandadas por don Raimundo de Cardona, no llego a generalizarse la lucha, tras algunas escaramuzas de avanzada, terminó inesperadamente a causa del fallecimiento del Rey de Granada, su sucesor Mohammad II, pactó paces con don Alfonso, los nobles revoltosos se sometieron, entre otras cosas por los buenos oficios del Infante don Fernando.    

Excelentes fueron los servicios prestados por Cáceres con este motivo, por primera vez las milicias de la Villa cacerense formaron en la hueste real, tanto pundonor puso que el Infante don Fernando tuvo que encomiar ante su padre, el arrojado comportamiento de los caballeros villanos del realengo cacerense, no lo echó en el olvido el rey, en los años siguientes concedió a la villa tres privilegios de gran interés, dando testimonio de Alfonso X el Sabio por la Villa Cacerense.

El primer privilegio, lo promulgó en Carta abierta fechada en Toledo el 12 de febrero de 1272, a raíz de terminarse la campaña de Andalucía y como recompensa a los servicios prestado en ella por los caballeros de Cáceres, estos caballeros no pertenecían a la nobleza, pero estaba exentos de pecho, fancendera y otros tributos, gozando de otros privilegios que los equipararan a los nobles, si poseían, en sus casas caballo y armas con las que acudir a los llamamientos del Rey, para servirle en su frontera, como clase social, formaban el nivel superior y dirigente de la Villa, no eran todos ricos económicamente, por el contrario, muchos se sostenían con un mediano pasar, o agregados como clientes  a otros más poderosos, manteniéndose gracias a la aparcería  de los ganados o con los rendimientos que podían sacar de su ración de heredad, empeoraba la situación de estos al llegar a la vejez, pues no pudiendo mantenerse ellos mismos, si no  a duras penas, mal  podrían mantener un caballo, por lo que se desprendían de él, perdiendo y como consecuencia su situación de privilegio, quedando obligados al pago de todos los impuestos, teniendo en cuantas don Alfonso estas circunstancias, y recordando el valor de los caballeros de Cáceres, cuando entraron con el Infante don Fernando en tierra de moro en Granada, dispone que estos al llegar a la vejez o cayeran en la pobreza a causa de la adversidades de la vida, y no pudieran mantener el caballo, conserven no obstante su situación de privilegio y gocen de la exención tributaria , beneficio que se hace extensivo a las viudas de los caballeros, como si viviesen sus maridos.

Don Alfonso X, una vez terminada la campaña de Andalucía y lograba la sumisión de los nobles, partió para trabajar su elección imperial dejando al frente de sus estados a su hijo el Infante don Fernando, la paz duro poco, apenas cruzada la frontera, el Rey de Granada reanuda la contienda ahora con la ayuda de Aben Yusef de Marruecos, quien paso el estrecho con mucho contingente de moros y pertrechos de guerra, emprenden una rápida campaña asolando toda Andalucía, llegando incluso a poner cerco a Sevilla en 1275, en un encuentro  junto a Écija destrozaron por completo la hueste cristiana que don Fernando envió para contenerlos al mando de don Nuño de Lara, quien perdió la vida en combate, en Martos, apresaron y degollaron al Arzobispo de Toledo don Sancho haciendo gran mortandad entre la tropa  cristiana.

(Fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)   

       

Agustin Díaz