XXXVII CAPITULO-BREVE HISTORIA DE CÁCERES-OFICIOS-MERCADOS-FERIAS (I)

                               BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                  XXXVII CAPITULO SIGLO XIII

Los Oficios, Mercados y Ferias (I)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Durante los primeros tiempos, la actividad de la Villa giraba en torno al campo, la tierra como base de economía, ya pasado el tiempo de las empresas bélicas, la agricultura y especialmente la ganadería, ocupan en los fueros un lugar destacado y que otras ocupaciones aparezcan en segundo término, salvo aquellas que están relacionadas con el campo destacan en la vida cotidiana. Los Fueros dan poca noticia de las actividades e industriales de la villa Cacerense, quizás sea natural, si tenemos en cuenta que las necesidades de una vida campesina eran muy limitadas, y los artículos indispensables como las telas, salían de manufacturas caseras, desarrolladas a merced a un conjunto de primeras materias, que procedían también del campo.

Aparecen no obstante desde el comienzo de todo, los trabajos urbanos, unos cuantos oficios llamados a cubrir las necesidades elementales de los pobladores de la villa, oficios que el Fuero reglamenta, organizando su ejercicio y su práctica. Todo oficio es un mester (arte) lo que es tanto como actividad productiva en forma de trabajo, llamando menestral al trabajador que lo practica, el menestral opera de dos formas distintas, realizando un producto que después vende por su precio (artesanía) o por cuenta ajena, la que tenía tres modalidades, el destajo, la soldada, el jornal.

El menestral que trabajaba a su conta (por su cuenta) tenía en taller en su casa, era corriente que trabajara solo, o con ayuda de la familia, pero podía tener oficiales y aprendices, de la unión de los de su mismo oficio, nacieron los gremios , estos se agruparon por barrios, fuera de los muros, al realizarse la expansión de la villa cacerense, tras la inmigración nobiliaria, dentro de la artesanía se incluye el taller doméstico, entendiéndose como tal, la actividad manufacturera que se desarrolla por las necesidades del propio hogar, sin que el carácter de oficio, como las ruecas, los telares y algunas modalidades de la alfarería.

El destajo, o primera forma de trabajo por cuenta ajena, es en realidad una labor de encargo, ajustada a tanto alzado, en él , el menestral contrata una oba para realizarla en un tiempo determinado y por un precio acordado con el dueño de la labor, el Fuero nos habla de las condiciones del destajo, disponiendo que el obrero ha de terminar la obra bien y cumplidamente, de no ser asi el dueño puede contratar a otro artesano para que se termine el trabajo acosta del anterior. Hay una nota diferente en el trabajo a destajo, por lo visto la costumbre de obsequiar con una merienda al menestral que acababa una obra, esta generosidad por parte del dueño, termino por convertirse en exigencia por parte del obrero, abuso que corta el Fuero castigando con multa de un maravedí al menestral que demanda la merienda al acabar la labor. Trabaja a soldada o es soldadero, el obrero que realiza su labor sirve a un señor de manera continua, permanente y mediante una remuneración fija, estos son los equiparables a los criados o empleados del servicio  domésticos, por lo común viven en el mismo domicilio del amo, que les llama omnes de su pan, parece ser que en la villa cacerense fueron escasos los soldaderos que realizaron actividades industriales, siendo más común en la zona rural, el asalariado ya fuera rural o urbano, era considerado como perteneciente a la familia del señor, y no puede ser testigo de este, ni desempeñar oficio de Concejo. Los jornaleros, u omnes que labran a jornal, son escasos, casi todos los señores tenían soldaderos de sobra para el trabajo en sus heredades, también llamados braceros por el Fuero, el jornalero es la categoría laboral más humilde y necesitada, se dispone que se le pague en el mismo día en que rinde su trabajo, bajo pena de pagarle el amo doble al día siguiente.

Los oficios que nombra el Fuero.

Carpintero, reglado en que haga su obra bien acabada, empleando maderas y ripia limpias, sin nudos, pagando la multa de un maravedí al Concejo si no cumpliera, el carpintero no solamente construye muebles de ajuar doméstico, también son requeridos para la construcción de casas, no se extendieron los carpinteros en la villa cacerense hasta el siglo XIV.

Sastres, estos al parecer abundaban, y desarrollaban su trabajo, yendo a coser a casa, a jornal o destajo, o en los talleres artesanos, se entiende que el cliente daba al sastre la tela o piel necesarias para la confección de la prenda, y que el menestral solo cobraba la mano de obra por su trabajo, este oficio tenía tasa del Concejo, y no podía cobrar el artesano más de lo establecido por este, por coser una capa de piel, cobra el sastre, un tercio de Maravedí, sin piel, una sexta parte y si la prenda era de burel, quince dineros, confeccionar una garnacha (prenda de abrigo) costaba la sexta parte de un Maravedí, y otro tanto por un pellico o por un manto con piel, unas calzas se cosían por ocho dineros y por seis unas bragas, la camisa del hombre diez dineros, por un sueldo la de la mujer, cobrando por el conjunto de bragas y camisa once dineros etc, el quebrantamiento de estos precios se multaba con pena de dos Maravedís y la prohibición de ejercer el oficio durante un año, si los sastres se confabulaban para poner precios superiores a las tasas establecidas incurrían en multa de diez Maravedís para las obras en la muralla y tres para los alcaldes.

Los caleros numerosos en número, desde los comienzos de la reconquista, por la gran abundancia de este material en los alrededores de la Villa, especialmente en la zona del calerizo, donde se establecieron hornos que producían cal morena y blanca, en cantidades industriales, se empleaban en las obras de albañilería de Cáceres y aun se exportaba a las comarcas limítrofes, Trujillo, Plasencia, Alcántara, Coria, Salamanca, necesitaban los caleros para ejercer su industria, autorización especial del Concejo, el calerizo era uno de los ejidos de la Villa , alinearon estos modestos industriales sus casas extramuros de la población ,entre la Puerta del Rio y la Puerta de Coria.

Los curtidores, curtían y preparaban las pieles y se le denominaban indistintamente, curtidores y peleteros, también tenían fijado los precios por el concejo, costando curtir un cuero vacuno (ciervos, venados) un cuarto de Maravedí y el cuero de un caballo, mulo, o asno, el tercio del Maravedí, el trabajo de peletería se castigaba con multas de un Maravedí al peletero que castrara las piernas de conejos o corderos…

(fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

Agustin Díaz