XXXVI CAPITULO-BREVE HISTORIA DE CÁCERES-LA FAMILIA Y LACASA (III)

                         BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                        XXXVI CAPITULO SAIGLO XIII

La familia y la Casa (III)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Vamos con el tercer capítulo dedicado a la familia, la casa y el ajuar, vimos como se preparaban los casamientos las dotes y demás, como se podían casar los viudos, y los diferentes tipos de boda, comentamos quien era la autoridad en el matrimonio y como los hijos al llegar a la mayoría de edad, gozaban de los derechos que el Fuero mencionaba.

Avancemos entonces, Los hermanos del vecino del vecino son los primeramente obligados a defender su honor y sus intereses, aceptando en su defecto el cumplimento de obligaciones legitimas, el servicio del ganado, Rafala (milicia organizada para vigilar al ganado). Cuida también el Fuero, de la protección de las  viudas y huérfanos, se establecen los derechos que a la viuda pertenecen, las cuales variaban según la cuantía del caudal , pero especifica que se puede incluir en viudedad, una casa de doce cabriadas ( armaduras de madera o hierro, en la que se apoyan los tirantes que sostienen las techumbres) una tierra de dos cahices de sembradura (medidas de capacidad, tierra de cereales, áridos etc., más o menos un cahiz 12 fanegas) una aranzada de viña (medida de tierra de viñas) un turno en el molino, o aceña de quince días, un asno , un moro o una mora, un lecho completo, una caldera, dos bueyes, doce ovejas y una cerda, podía recoger de todo esto lo que hubiere en la casa perteneciente al caudal de ambos esposos, y si no hubie3se capital común, cogería la viuda la mitad de del haber del marido, Esta viudedad obligaba a la superstite (derecho sucesorio del cónyuge) de llevar a la a la iglesia cada domingo y cada lunes ofrenda en especie, en metálico, y luz para colocar sobre la tumba del esposo difunto durante la celebración de los oficios divinos, esta costumbre aun a mitad del siglo pasado ha persistido en pueblos cercanos del municipio cacerense. Los huérfanos son también objeto de especial atención en varias menciones en el Fuero, los parientes en ambas líneas tenían que intervenir y dar el consentimiento para la boda de la huérfana, estos mismos estaban obligados a responder en lugar del huérfano de sus compromisos contraídos por el padre y en la sucesión de bienes el cónyuge, supérstite, ha de partir con los huérfanos antes de contraer matrimonio de nuevo.

El vecino o poblador, tenía en lavilla su casa, y en ella el ajuar para su aseo personal o doméstico, este ajuar era limitado y muy modesto, ya que las necesidades de aquella población campesina no debían ser muchas ni complicadas, todas las casas, muebles de utilidad o de valor recibían el nombre de Alfaias , objetos utilizados como adornos, muebles, ropas y utensilios de la casa, no son abundantes las referencias a muebles contenidas en el Fuero, cabe pensar que en todas las casas habría las de uso más elemental, arcas, artesas, duernas, mesas, escabeles, escaños , sillas, el texto no los nombra, quedando reducidas las menciones la lecho, este constaba de dos partes, el mueble en sí, que en su forma más modesta era una simple consistía en una simple tarima, a veces una tablas que separaban las ropas del suelo, otras sostenían esta tarima sobre cuatro patas de madera o sobre dos burrillas independientes, los más suntuosos, tenían pies y cabecera, estas más alta, semejando a un sofá sin respaldo, la otra parte del lecho eran las ropas, en los lechos pobres, una misera yacija de pieles extendidos sobre la tarima, sobre un montón de paja o sobre el suelo, en las casas acomodadas, sobre el mueble se colocaba el colchón o plumazo, que seguramente era de paja, al colchón acompañaba las sabanas o cubierta de cama llamada alfamar (colcha) y una almohada o cabezal.

Las prendas de una persona se nombran indistintamente ropas y vestidos, de ropa interior solo se citan las camisas tanto de mujer como de hombre, debían ser complicadas de cortar y coser, el vestido femenino apenas se nombra, solamente al manto, que bien pudiera ser también de hombre, de hombre se cita, la garnacha o gaban corto, abierto a los costados, con o sin mangas, el que se ceñía a la cintura por medio de cinturón o cordón, descendiendo las faldetas por encima de las rodillas, las calzas o bragas, calzones cortos que se sujetaban con la pretina o ceñidor, formado por cordones, las calzas, sin abertura anterior, pero si por los lados, también se nombra la capa.

Las telas recibían el nombre de trapos, llamándose su comercio de trapería, el paño fino, (pannos) el paño basto (burel) el fustán o tejido de algodón, el sayal, o tela de lana sin borra, el lienzo y el estopazo de lino o cáñamo y la morfaga o tela tosca, con las que se hacían los silicios y ropas de luto, salvo los paños finos, las demás eran de manufacturas caseras. El uso de las Pieles es para adornar o dar abrigo a los vestidos, también se confeccionaban prendas enteras con pieles, como el pellico o el zamarrón de uso de pastores. Del calzado las abarcas, o trozo de cuero adaptado a la forma del pie al que sujetaban con guitas, cordones o corres, que pasaban por varios ojales y se ataban en las pantorrillas. De objetos de ajuar de la casa, aparte de los mubles con nombres genéricos, como vasijas, cubas, ollas cantaros.

Aquí damos por terminado los capítulos dedicados a la familia, al hogar y al ajuar, el próximo vamos por los oficios, mercados etc, ¿si gusta?

(fuente Antonio Floriano Cumbreño

Agustin Díaz