QUE ES CÁCERES ANTES LA HISTORIA - (III)

 Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra        

 Conferencia de D. Antonio Floriano Cumbreño-1965

Cáceres se sumergió durante los últimos siglos, en una especia de adormecimiento, en torno a este pervivencia nobiliaria, medrando muy lentamente, como es de rigor donde el dinero anda escaso, vegetaba un núcleo de negociantes de no muy altos vuelos, una industria menso que precaria, casi concretada a la explotación del colerizo con hornos rudimentarios, una escuela burocrática en la que destacaba como cúspide tripartita, los señores Magistrados  de la audiencia Territorial, los Catedráticos del Instituto General y Técnico (como se llamaba por entonces ) y los jefes de la Delegación de Hacienda , y aún más por debajo de todo estos , una población obrera y campesina, que vendía sus votos en las elecciones, lo aceptaba todo y pasaba de todo, con tal que no le mandaran trabajar demasiado.Todos sabemos, como se despertó esta especie de  adormecimiento, el movimiento obrero se produjo en  Cáceres con una extraña virulencia, como es inevitable que ocurra cuando se desatan fuerzas que no conduce ninguna ideología, ello tuvo la virtud de despertar las conciencias, a los que ya iban para viejos, les señalo el camino de sus casas, y al sentirse el grito llamando a la defensa de la Patria y de la fe, no fue, ciertamente, Cáceres la última ni la más parca en acudir a esta llamada, salieron nuestros hijos de los primeros, y su sangre fue remisa en derramarse.

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Los estudios históricos sobre Cáceres empezaron en época muy  tardía, con bastante parsimonia y no siempre con rigor, las más antigua manifestaciones fueron trabajo de Pellicer y Ulloa Golfín, estimables pero solo utilizable con prudencia, a estos siguió la obra de Solano de Figueroa, fuente de todas las leyendas y consejas que han corrido durante m muchos años sobre el origen de nuestra ciudad y sobre los pretendidos santos de Cáceres.

Las primeras luces, auténticamente históricas, acerca de nuestro pasado, las proyectaron sin duda los trabajos del páter Simón Benito Boxoyo, en el cual competían las virtudes sacerdotales con la infatigable laboriosidad, descubrió, conservó e interpreto inscripciones m ordeno archivos y recopilo noticias, dejando al morir algunas obras inestimables, aunque breves, y un gran número de papales que sirvieron a Costanzo entre otros, para echar las bases de la epigrafía romana de Cáceres, a él se debe el descubrimiento del fragmento epigráfico conteniendo el nombre de Colonia Norbense Caesarina, a partir de entonces aceptado como el de nuestra ciudad en la época romana, lo que vino a corroborar más tarde el hallazgo de la lápida encontrada en 1.931 en las obras de construcción  mercado de abastos en el atrio del Corregidor.

Nada avanza en la historia de la villa cacerense en la primera mitad del siglo XIX, algún raro folleto estadístico y unas cuantas páginas en el diccionario de Madoz ,(diccionario geográfico y estadístico histórico de España) es todo lo que pude registrarse , ya en 1.887, formando parte de la colección de España y sus Monumentos que dirigía D. José María Cuadrado, apareció el tomo Extremadura, del que era autor Díscolas Díaz Pérez, y que más nos hubiera valido seguir en el silencio en el que estábamos  desde los días de Boxoyo, nadie se puede imaginar cosa más vana, más falto de fundamentos , más sobrado de hueras divagaciones , ni más abundantes en falsedades que  esta obra.

Antonio Floriano Cumbreño

Como si todo esto fuera un depósito de energías comprimida, de tal grado de atonía se salió por explosión, el final del siglo XIX fue un verdadero renacimiento de los estudios históricos cacerense, fue este un grupo de entusiastas, reunidos en torno a la figura señera de D. Publio Hurtado, quien en el año 1.889, fundó la Revista de Extremadura, en la que se recogió todo lo referente a la historia , Ciencia, Arte, Economía, de la región , en esta Revista, además de las plumas indígenas, colaboraron investigadores de primera línea, tanto españoles como extranjeros, Hübner , Menéndez Pelayo, entre otros, se publicó hasta 1.910 desapareciendo, por lo que desaparecen todas estas empresas románticas que necesitan de la prosa del dinero para sostenerse.

Don Publio Hurtado, fue un verdadero coloso, así sin atenuantes, hombre de copiosísima y variada lectura, adquirió una erudición portentosa, a la que servía de medio expresivo una prosa ágil, diáfana y castiza, fue un intuitivo de la investigación y el  primero en construir historia de Cáceres, sobre bases científicas y modernidad,

Conferencia de d. Antonio Floriano Cumbreño 11 de Mayo de 1956

                               Publio hurtado

Agustín Díaz