APELLIDOS DE LA VILLA CACERENSE-GOLFINES V
APELLIDOS ILUSTRES DE LA VILLA CACERENSE
XXII
Golfines V
Crónica desde la calle cuba de mi Llopis Ivorra
Siguiendo con la saga de este ilustre apellido, y dejando el correr el tiempo, aparece ya sobre 1760, un hijo de Pedro Matías Golfín segundo conde de Torre-Arias, hijo de este fue:
Pedro Cayetano Golfín y Colon.
Casado con Maria de la Asunción de las Casas y Mendoza, Marquesa de Santa Marta, en 1788, titulo procedente de Trujillo, y heredado por ella antes de que el Golfín, sucediese en el de Torre-Arias, fue por lo que se titularon con el del marquesado de por vida.
Cayetano Golfín, fue el primer capitalista de toda la provincia cacerense, y tanto que el Rey Carlos IV le llamaba el ricohombre de Extremadura, más que el primer cacereño, fue el ídolo de su pueblo, y tanto, porque según la crónica, cuando a un vecino se le moría el jumento, se le malograba el cerdo, o se le quebraba una pierna a la vaca, quera el único caudal que poseían, acudían como lugar de peregrinación a la casa del Marques, y al punto se le reponían las perdidas, a costa de la ganadería de tan ilustre prócer.
Pero llegó la ruinosa guerra de la Independencia, y el Marques, dejo de ser el padre y protector del necesitado, se convirtió en el protector del pueblo en general, a cambio del detrimento de de su salud e intereses, libró a sus convecinos de la rapiña, de las angustias y de las perversas vejaciones de las que hacían victima a los demás pueblos los generales de Napoleón , si llegaba al pueblo un destacamento Frances pidiendo dineros, no era el pueblo el que pagaba, estos dineros salían de las arcas del de Golfín, si solicitaban trigo, eran sus graneros el que proveía, si eran ganados, más de los mismo, Había tambien depredadores artísticos como el general Soult, que codiciaban objetos de méritos, y el Marques desarmaba sus juegos de mesa, ya fuesen de oro, plata o porcelana, así como sus alhajas personales, todas de mucho merito y gran valor, heredadas de sus antepasados, y todo a cambio de que el francés fuera benevolente con sus vecinos.
Cuando se anunciaba la llegada a la villa cacerense, del ejercito enemigo, el Marques en compañía de otro gran prócer cacereño, que era su competidor en aquellos perversos días, Don Álvaro Gómez Becerra, que era el Corregidor de la villa, salían de esta a recibir y cumplimentar al general al mando, los llevaban y aposentaban en su casa, y a fuerza de agasajos, de ruegos y ejemplos de generosidad y de entereza, los desalmaba moralmente, captando sus simpatías, y obligándolos a ser benigno con su pueblo, Soult, Victor, Lapisse, Regnier, Girad, y Foy, fueron huéspedes del Marques, y le quedaron como amigos, Foy especialmente, uno de los más ilustrados oficiales de la república francesa, se le aficiono de tal modo, que con frecuencia dejaba su puestos de honor y compromiso, cuando estaba acampado en los pueblos de la comarca, para venir a pasar unas horas en compañía de su oble amigo.
Fue tanta la gratitud de sus paisanos hacia este personaje, que cuando este, por las tardes, con un típico pañuelo de hierbas, tirado sobre el hombro, iba de paseo por los soportales de la Plaza Mayor, , se salían de ellos jornaleros y menestrales, para no estovar el paseo de su señoría, tanto respetaba le pueblo, que cuando habia algún conato de motín o la plebe se encrespaba por cualquier asunto, con solo la presencia del Marques o un simple recado suyo, clamaba los ánimos.
No tuvo hijo varón, que siguiera perpertuando apellido de tanto lustre como el de Golfín, fueron cuatro las hijas que tuvo en su matrimonio, y que se llamaba la primogénita:
Maria de la Asunción Golfín y Casas.
Y ya en edad de merecer, llego el caso de su matrimonio, siendo el elegido por ella, su pariente Diego Colon, señor de Llamas, y Embajador que fue del Rey de España cerca del de Inglaterra, y sucedió que acordándose don Cayetano de los festejos y agasajos, que se ofrecieron a todas las clases sociales cuando él, casó con la Marquesa, comedias de convite, representadas en el teatro que para este fin se dispuso en su palacio, por cómicos traídos para la ocasión y que pusieron en escena entre otras obras, una escrita por el trujillano Francisco de Villanueva, hubo cucañas y bailes públicos, y comida abundante y selecta dada al pueblo, en multitud de mesas dispuestas en la plazuela de los Golfines y patio de su casa, y que todos los conventos y dulceros de la villa cacerense y pueblos cercanos, estuvieron trabajando con muchos días de antelación, y quiso que las bodas de su primogénita no fuesen menos, y siete días duraron los festejos de esta bosa en 1806, repitiéndose el programa de la boda del Marques, y en la Plaza Mayor se armó una fuente con vino que corrió durante los siete días.
La hija segunda Fue Antonia Golfín y Casas, casada con Manuel Velasco y Colón, de quien no quedo sucesión, la tercera, Maria de los Dolores Golfín y Casas, caso don Gonzalo de Ulloa, y quien tampoco tuvo descendencia, la cuarta fue Petra Golfín y casas, que casó con don Jorge Gordón Retes y Urquijo.
Pero la fatalidad quiso que todas tuvieron un defecto de conformación que les impedía tener descendencia, doña Asunción murió en el primer parto, al igual que Dolores y que Antonia, sin sucesión, por que los hijos eran llevados a las tumbas junto con sus madres, Petra, cuando quedo embaraza y sabiendo de los antecedentes de la familia, se trasladó a Madrid, llegado el momento los comadrones hicieron su trabajo, y al igual que sus hermanas, no pudieron salvar la vida, pero si le pudieron extraer a una hija viva.
Esto dio pie a un cuento , que volaba de boca en boca, y fue que como todas las familias aristocráticas esperaban tener noticias del embarazo de Petra, las unas por curiosidad, por amistad las otras, algunas por compasión, las más por interés, esperando que si moría como las demás, repartiese la gran fortuna de los Golfines, más al llegar la noticia a la villa cacerense, voló el cuento de boca en boca, tanto que para muchos se dio por cierto, y fue que dieron en decir que el marido Gordón, con gran interés de no perder la impresionante fortuna de su esposa, y persuadido que el parto debía de tener las mismas fatales consecuencias que los de sus cuñadas, se habia proporcionado una niña de la inclusa recién nacida, y que la tenia oculta en una habitación continua a la que ocupaba su esposa, y que habiendo extraído muerto el feto, fue sustituido por aquella niña inclusera, quedando asegurada con ello, su envidiable posición social.
Heredo la casa y títulos de este ilustre linaje, Maria de la Concepción Gordón Golfín, aquella niña salvada del de la maldición de la familia, casó en 2º de abril de 1856 con enrique Pérez de Guzmán el Bueno, Cordobés, hijos de los condes de Villamanrique, muerto en 4 de marzo 1902.
El heredamiento del título de Conde Torre-Arias, su hijo Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno y Gordon, Marques de Santa Marta y de la torre de Esteban Ambrán, entre otros muchos más títulos nobiliarios.
(Fuente Publio Hurtado-Ayuntamiento y Familias)
(Fuentes Biografias)
Agustin Díaz