APELLIDOS DE LA VILLA CACERENSE - PÉREZ
APELLIDOS ILUSTRES DE LA VILLA CACERENSE
XXXVIII
Pérez
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Este nombre viene de, Pero, nombre ambos de lo más usado por la comunidad cristiana, desde que el Mártir eligió a Pedro como la piedra angular de su iglesia, hubo Pedro por todas partes, y por consiguiente muchos Pérez, que significa hijo de Pedro.
De los de este apellidos, cuyo origen está en todas partes, unos prosperaron meced a su trabajo y se hicieron más o menos notables, y como es natural otros vivieron oscurecidos y dados al olvido, así las cosas, de los unos y de los otros los hubo en la villa cacerense, los que de este nombre eran hidalgos, vinieron de Segovia, donde gozaban como gente de calidad y eran favoritos de los reyes cuando doña Berenguela y su hija Fernando III de Castilla, levaron huestes para auxiliar al monarca leones Alfonso IX, que preparaba la empresa contra el moro del Tajo hacia el Sur, y ahí fueron algunos caballeros de este linaje a incorporarse junto ala tropa acaudillada por el Comendador de Uclés, Ruy González de Valverde, que ayudaron a conquistar la que fuera inconquistable Hins Qazrix, y que en cuyos campos obtuvieron como premio, extensos predios.
Pascual, Juan, Maria y Pascuala Pérez
Alla por los años de 1280, figuraban entre los personajes más destacados de la villa cacerense, fueron los vendedores de la dehesa de Castil-Guerrero, en el año de 1289, una de sus fincas, Pascuala Pérez, casó con Blasco Muñoz, hijo del Capitan Juan Blazquez, conquistador de la villa de Cáceres y progenitor de los Blazquez Mayoralgo.
Gonzalo Pérez
Contemporáneo de los anteriores, e hijo de la “Maestra” por ser esta viuda de un Maestre, el cronista no puede ubicar la denominación del padre, ya que por esa época hubo varios maestres de ese apellido, uno de ellos Pelayo Pérez, que lo fue de la de Santiago, y que al donar a Juan Pérez de Badajoz, la dehesa de Guadajira en 1269, elevo la nobleza de alcurnia de los Pérez cacerenses, poniéndola al nivel de los más ilustres de los de España.
Fernando Pérez Gallego.
Que fuera Maestre de la Orden de Alcántara, aunque era de su afición el vivir en Cáceres, edifico la iglesia de la Magdalena, por el año de 1265, y dejo en la villa algún sobrino que otro de los Pérez, de la línea de los ricos, y alguno casó con dama de distinguida familia. Sobre 1312, figuraban entre la buena sociedad de la villa, Lorenzo, Juan y Urraca Pérez, estos fueron hermanos, Lázaro Pérez, que dio nombre a la dehesa Casas de Lázaro, y Sebastián Pérez, ue fuera escribano del concejo, como ya lo era Domingo Pérez y desde 1289.
García Pérez
A este caballero lo encontramos en 1317, como personero cerca de la Majestad Real, librando enconado pleito con el Obispo de Coria, por virtud de cuya gestión el Rey Alfonso XI, resolvió que, ni el prelado ni el Cabildo de su iglesia, cobrasen en el término de Cáceres, el montazgo alguno del ganado que viniese de fuera a pastar en sus dehesas, por ser este derecho concedido a la villa por el Rey don Alfonso IX, que la conquisto.
Martin y Alfonso Pérez
Estos caballeros como persona de gran y buen valimiento fueron regidores de la villa en 1412, aunque, hubo quien puso en duda su hidalguía, y se vieron obligados a litigar en tiempos de enrique III, hasta alcanzar la ejecutoria que, fechada en el año de 1415 presentaron al Concejo.
Ya en 1477, por enredar en las discordias que traían en descaliento a la Orden Militar de Alcántara, y por favorecer al Clavero de la Orden don Alonso de Monroy en sus pretensiones de conseguir la máxima autoridad del Maestrazgo, contra la elección del niño Juan de Zúñiga, hijo de los duques de Arévalo, y que por tal motivo fueron excomulgados.
Pasando ya más tarde en el correr de los tiempos a:
Juan y Martin Pérez.
Que fueran hidalgos cacerenses, y personas de relevancia, como lo fue en la Orden Franciscana frey Alonso de Pérez, guardián del convento de San Francisco del Real, de la villa cacereña en 1521.
Sucedió que al acabar el siglo XVI, se acabo la importancia, que venia ya en decadencia de este linaje, mantenida con más pena que gloria por el escribano Pedro de Pérez Salazar, que vivía allá por 1598, el Procurador Marcos Pérez, que actuaba como tal a comienzos del siglo XVII, y los escribanos Juan Pérez que ejercía de su oficio en 1601, Alonso Pérez, que los hacia en 1628, Juan Pérez en 1654, y Pedro Pérez Ortega que actuaba como tal en 1707.
Como consecuencia del paso del tiempo, y que este apellido lo tuvo mejor, los vecinos de la villa con el cognomen Pérez, fueron personas de calidad humilde, aparecen horneros, aparadores, alfareros, entalladores, hortelanos, trajineros y un sinfín de oficios manuales, tan solo hay referencia de que destacara en demasía, y se elevara por encima de todos ellos, un Juan Pérez, apodado “El Gigante”, y se elevaba por encima de todos los demás de este linaje por que media cerca de dos varas y medía (2,10 Metros) y que se casó con Juana Jiménez en 1615, vivían en la calle Caleros, un poco más allá de la ermita del Vaquero, en una de las casas que hay en la plazuelita que existe a mano derecha, yendo hacia la Fuente del Concejo, y que hasta hace relativamente poco (siglo XIX) aún se la conocía como casa del Gigante.
Otros Pérez, plebeyos todos, vinieron de Portugal a finales del siglo XVI y otros en el XVII, de Casas de don Antonio, de Malpartida, del Casar de Cáceres y de algún que otro pueblo más, y hasta alguno lograron un ben pasar, y fundaron capellanías, pero sin figurar en el ejercicio de la sociedad.
Antonio Pérez
Este personaje fue conocido como el Padre Cadete, nació en Cáceres por el 1775, y se dedicó a la milicia, y en ella debio de portarse con buen merito, y es que al estar la guerra de la independencia era ya Capitán, narra el cronista, como se transformó socialmente, que en la víspera de la batalla de los Arapiles, para acudir a una cita amorosa, cambio de puesto con un amigo, al cual quería como a un hermano, al volver al puesto, halló el cadáver con el cráneo destrozado por una ganada, tan grande fue su remordimiento, que siendo respetado por la muerte, a la que busco con ahínco en acciones sucesivas, terminó por abandonar el siglo, y se concluyo en un convento de Batuecas, y hacer penitencias, donde tuvo por celda y dormitorio en tronco cóncavo de una encina, y donde murió en 1849, créanlo quien a si lo quiera.
(fuente Publio Hurtado-Ayuntamiento y familia)
Agustin Díaz