BREVE HISTORIA DE CÁCERES-SEGUNDA PARTE (VII)

23.05.2022 12:04

                                                                           BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                                                                       SEGUNDA PARTE 

                                                                                               (VII)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

En el Capítulo anterior veíamos como el monarca Juan II de Castilla, prometía con motivo de la cesión de la villa de Cáceres a su hijo el príncipe Enrique que:

 Mandaría examinar las cartas  y privilegios referidos por los consejeros de la ciudad, y si de ello se resultase que no podía desmembrar la villa de la Corona, no las desmembraría, pero si se hallase que la donación hecha podía subsistir, subsistiría. Prometiendo a la vez por su parte hacer todo lo que fuera menester para que el Principe don Enrique, confirmarse los Fueros, Privilegios, Usos y Costumbres de la villa, cuyas haciendas jamás embargaría, ni tomaría nada que tocase a los vecinos ni a los propios del Concejo.

Esta merced, satisfizo gratamente al Principe, por verse dueño de uno de los cinco solares de la nobleza española, y de donde tantos caballeros podía sacar para sus revueltas y guerras políticas.

Más, fuera de la villa, acudió en numerosas ocasiones el vecindario en defensa del Rey y de sus estados, y no siempre con el éxito esperado, tal ocurrió contra los moros de Archidona en 1434, en la que fue derrotado el Maestre de la Orden de Alcántara Gutierre de Sotomayor, donde el moro le causo mucha muerte, entre ellos varios caballeros cacerenses, y muchos familiares de las familias de las de gran linaje de la villa, cubriendo de luto con ello la sociedad cacereña.

De mal quebranto habia andado la cosa pública, durante la mayoría de edad del Rey don Juan II de Castilla, mucho peor anduvo durante el reinado de su hijo, Enrique IV, llamado el impotente, y según cuenta el cronista, el Rey más nefasto de la historia de España, ¡ claro que el cronista no conoció a uno de los borbones que anda ahora autoexiliado con el moro.

Sucedió por entonces, que un segundón de la familia Solís, de muy grande y rancio abolengo, pero de muy escasa bolsa, de nombre Gome de Solís, inteligente nos dice el cronista, de muy buena planta y mejores maneras, y deseoso de cobrar fortuna y reputación, y que, ligero equipaje partió de Cáceres camino de la Corte, más,  cierto día asistió a una corrida de toros que tenían que lancear la guardia del Rey, pero salto a la plaza un toro tan bravo que al punto descompuso a los guardias del rey hasta en tres ocasiones, ocasionando horrorosa sarracina entre la caballería, entonces el miedo cundió en el ruedo, nadie se atrevía a bajar los ímpetus del astado, en esas, Gome de Solís,  bajando al ruedo y tendiendo su capilla y desenvainando la espada, atizo al animal una serie de mandobles, hasta la que le corto el cuello.

Con esta acción cayo en gracia del rey Enrique IV “el impotente” cobrando gran afición al joven cacerense, tanta que encumbrándolo le concedió la merced de la alta dignidad de Maestre de la Orden Militar de Alcántara.

Mediante la influencia de don Gome, se vieron agraciados con altos cargos hermanos y allegados, y en estas concertó don Gome de Solís el casamiento de una de sus hermanas, Juana de Solís, con un caballero de la nobleza trujillana, don Francisco de Hinojosa, y se señalo día para el desposorio, ¡lo que aquí no cuenta el cronista, es que alzado en su vanidad don Gome, le parecía poco este caballero trujillano, para emparentar con su familia, y andaba buscándole partido más acorde con la dignidad recién adquirida. Más doña Juana, enamorada de  Hinojosa desde tiempo atrás, le abrió la ventana de su balcón de la casa familiar, y ocurrió que quedo preñada doña Juana, por lo que don Gome, no tuvo más remedio que dar el visto bueno y organizar la boda de su hermana.*

*No, aun no era la conocida como Casa del Sol, esa casa formaría parte del patrimonio familiar en el siglo XVI, y estamos a mitad del siglo XV, este sucedido ocurrió en la casa que los Solís tenían, frente el Arco de la Estrella, lo que hoy es el patio del palacio del Mayoralgo*.

Entre los convidados a los festejos nupciales, se hallaba don Alonso de Monroy, a la sazón Clavero de la Orden de Alcántara (Clavero el que se encargaba de la seguridad de la institución, especialmente de la Casa-Convento de la Orden), personaje de impresiónate presencia, tanto como por su enorme altura, extraordinaria  fortaleza y su caballerosidad, tan enorme era, que tenía que llevar dos caballos, porque no resistían durante mucho tiempo su peso y debía ir cambiándolo a cada poco, extraordinario guerrero, enorme estratega, llenos de virtudes como paladín y como persona, y al que el Maestre Solís, le tenía en gran estima, provocando la envida de los hermanos de Gome, y hasta del mismo novio, y entre todos confabulados tramaron una estrategia para matar al Clavero, y sucedió que:

A la hora señalada hicieron su aparición los ajustadores al palenque, “esto es a la plaza mayor, se cercaba desde la Calle Empedrada, hoy General Margallo, hasta donde hoy se ubica el edificio del Ayuntamiento”, este primer juego consistían en arrojar varillas por encima de un tablado que se habia construido para estos festejos en la parte sur-oeste de la Plaza Mayor, siendo grande el griterío, las voces y los aplausos que arrancaban los ajustadores con sus destrezas, mezclados con las risotadas y palabras picantes que otros, los que tenían poca pericia provocaban al vecindario.

Le llego el turno al Clavero don Alonso, y salió con ganas de lucir su gallardía, más en vez de pedir las varillas que los demás hidalgos tiraban, solicito una lanza gineta, y afirmándose en su caballo, y armando el brazo lanzó la pesada arma varios codos por encima de los tableros hacia la otra parte. Al punto en la Plaza se escuchó una aclamación general, ante alarde tal de fortaleza y destreza, y muy grandes vítores recibió el Clavero don Alonso de Monroy.

Se dio paso enseguida al juego de cañas, en este juego era donde debía de morir don Alonso de Monroy, a manos de los envidiosos y de los hermanos de don Gome de Solís, sucedió, que Francisco de Hinojosa , el novio, buscaba al Clavero, provocándole cara a cara para conseguir su propósito, que llego a arrojarle una caña a la cara, que paso rozándole el rostro, más el Clavero, lo tomo como casualidad y no hizo caso a la provocación, Pero tomando el de Trujillo otra caña, volvió a arrojárselo con el mismo propósito, esto ya hizo que don Alonso recelara, quien se contuvo en torno a la prudencia y al disimulo, la tercera caña que salió de la mano de don Francisco de Hinojosa, rozo la mejilla de don Alonso, y ya convencido de que Hinojosa tiraba mal y con mala intención, fue sobre el y diole con una vara en el angulo postrero de la adarga, y pasando adelante diole en el casco, abollándolo e hiriéndole en la cabeza, aturdido por el golpe el novio que, fue recio y con coraje el de Hinojosa se desplomó del caballo, privado de conocimiento y acompañado por el grito unánime de la concurrencia, los criado del herido acudieron al punto a socorrer al herido e interesarse por su estado, más el vulgo, ignorante del motivo del porque habia tratado así Monroy al novio gritaba:

“Muera, muera el Clavero, que mató a Hinojosa, sin tener porque”*

*Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy*

Muchos fueron los caballeros que salieron con las espadas desenvainadas de la casa de la madre del Maestre, que se encontraba ubicada en el actual patio del palacio de Mayoralgo, y que se comunicaba con la muralla por un arco, en un sitio próximo en el que esta el actual, lugar desde donde el Maestre Gome de Solís, presenciaba los festejos públicos, todos estos caballeros iban con la intención de vengarse en la persona del Clavero, lo que creían que era la muerte del cuñado del Maestre, cercaron a Monroy, a quien cortaron la adarga, y que con espada en mano se defendía como un león. Por fin, y viendo la inutilidad de resistencia ante tantos caballeros que lo rodeaban, se dio preso Monroy al Maestre de Solís, quien lo envió bien encadenado y custodiado a la fortaleza de Alcántara, más el Maestre Gome de Solís, no calculo las funestas consecuencias de esta prisión.

Ocurrió que, la Orden de Alcántara se dividió, parte se puso de parte del Maestre, pero otro muchos lo hicieron del bando del Clavero, que como sobrino del Maestre Gutierre de Sotomayor, contaba con muchos y buenos adeptos, y ya no volvió a haber paz entre las dos parcialidades, que daban satisfacción a su enemiga, valiéndose de los continuos cambios de la política.

(Fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

(Fuentes Publio Hurtado-Castillos)

(Fuentes Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)

Agustin Díaz Fernández