BREVE HISTORIA DE CÁCERES-SEGUNDA PARTE (VIII) ENRIQUE IV

26.05.2022 11:35

                                                                                BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                                                                            SEGUNDA PARTE

                                                                                                     (VIII)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Malos Vientos soplaban para el Rey enrique IV “el Impotente”, su mal reinado daban pie al descrito y la deshonra, hizo que se agruparan a defender la causa de su hermano el Principe don Alfonso, muchos próceres, que en una ceremonia extravagante, lo proclamaron como Rey de Castilla, y entre los conjurados, se hallaba don Gome de Solís, Maestre de la Orden de Alcántara, con toda su parentelas, enriquecida y ennoblecida gracias a las mercedes del Rey Enrique IV, y sucedió como en la mayoría de las ciudades castellanas, que en Cáceres tambien surgieron dos bandos, uno el legal que defendía la causa del Rey y el otro que defendía la causa del Infante don Alonso, estos bandos en la villa cacerense, se denominaron el bando de los de arriba y el bando de los de abajo.

El bando de la causa del Rey, lo capitaneaba Alfonso de Torres, a la sazón Maestre sala del Rey de Castilla y Diego García de Ulloa “el Rico”, señor de Mediacacha y jefe de un muy nutrida parentela, el bando de los de Abajo, su capitán era Gome de Solís, y los Ovando, linaje este muy extendido, y con mucha preponderancia en la villa, secundados los unos y los otros, por deudos familiares y amigos, dieron como resultado que surgieron los encuentros por plazuelas y callejas, cubriéndolas de sangre, y anduvieron a saetazos horribles de torreones a torreones, haciendo que el transito de una casa a otras fuera muy peligroso.

Al punto de la pantomima de coronación en Ávila del Infante  don Alonso, el Maestre Gome de Solís, vino a la villa cacerense, corría el año de 1464, que Torres y Ulloa, mantenían a la fidelidad del Rey don Enrique y vencidos estos El Maestre, proclamó  a Alfonso por Rey de Castilla, y ordenó la demolición del Alcázar.

Más el Clavero de la Orden de Alcántara, don Alonso de Monroy, quebrando cadenas y puertas., escapó de su prisión en la fortaleza de la Orden en Alcántara, al punto se declaró defensor del Rey legítimo, y no tardando mucho se vino a Cáceres, a ponerse al lado de sus correligionarios, contra el Maestre y sus correligionarios, dueño de la villa, a los que combatió hasta apoderarse de ella, en la que entro asaltando la puerta del Socorro, mientras el Maestre y los suyos huían por la puerta de Mérida.

Murió joven el Principie don Alonso, y nació el derecho a la corona castellana de doña Isabel, la que andando a historia seria conocida como la Reina Católica.

Pero antes de que la católica señora, alcanzara la poltrona de la corona de Castilla y León, en Cáceres, ocurrió un sucedido, que ya en aquella época lo catalogaron como milagroso, y al que se debio la fundación del convento de San Francisco el Real, construido extramuros de la villa y que este milagro fue:

 Frey Pedro Ferrer, pariente cercano de San Vicente Ferrer, vino a Cáceres con la intención de fundar un convento d Padres Franciscanos, pero por mucho que trabajo para conseguir los permisos del Concejo de la villa cacerense, no lo consiguió, y es que el fuero de la villa lo prohibía hacer tales concesiones a los de la cogulla, transcurrido unos de meses y no logar avanzar en su gestión, Fray Pedro, hizo su hatillo y colocándolo sobre un borriquillo y salió de la villa por la Puerta de Mérida.

 Y Ocurrió que, al pasar por el lugar donde hoy se encuentra el atrio del monasterio, donde tenia su banco un herrador, el fraile se detuvo a que le pusieran una herradura al borriquillo que le faltaba, y estando en esta operación, pasó por el sitio don Diego García de Ulloa, “el Rico” señor de Mediacacha, que marchaba hacia una de sus posesiones, al que se acercó el religioso solicitándole que como limosna le pagase la herradora que le estaban poniendo el borrico, don diego de Ulloa, le contesto – que no llevaba como solía dinero alguno – El fraile le animo a que mirarse bien si traía algo que darle, y el caballero enfadado con tanta insistencia, introdujo la mano en su faltriquera, encontrando en ella una moneda de oro, que jamás habia visto ni tenido, rápidamente dejó a un lado el enfado, y dando paso a la admiración, y atribuyendo tal prodigio a la virtud del fraile como siervo de Dios, se apeó del caballo y se arrodillo ante frey Pedo Ferrer, solicitándole su perdón por la brusquedad con la que le habia respondido, y rogándole volviera a la villa, que el haría lo imposible por que se llevara acabo su proyecto fundacional, y así lo hicieron, y bajo la influencia del de Ulloa, el Concejo cambio de opinión, y se fundó el convento, y fue tanta inflamó a los cacereños, y tan grande fue el interés por adquirir unos palmos del terreno de su  solar para cavar una sepultura, y tano interés por mangonear en el sagrado recinto, que más pronto que tarde se convirtió en un reñidero de gallos, donde las discusiones se tornaban bravas, con agresiones cuchilladas y hasta muertes dentro de la misma iglesia, como le ocurrió a García Golfín , el día 2 de julio de 1517, muerto de la mano de Diego Messia Ovando, mientras la excomunión caía sobre la cabeza de doña Maria de Ovando, abuela de Diego Messia, e hija del Capitan Diego de Cáceres de Ovando, el que fuera paladín de los Reyes Catolicos, y a la que se le instruyó  justo proceso que vino a incoar el célebre e inflexible, Alcalde don rodrigo Ronquillo.

Una vez ya  asentada con la corona castellana doña Isabel I, estamos terminado el año de 1474, su principal tarea era el de apaciguar su reino, que andaba hondamente enredado en guerras civiles, corriendo la sangre por todo él y empobrecido por estas mismas causa, tampoco era corta la tarea de vencer a los defensores de la causa de su sobrina  doña Juana “la Beltraneja” ayudada por su tío el Rey Alfonso V de Portugal, y con el que se desposó en Plasencia, y restablecer el que imperara la justicia.

Vencido el Rey de Portugal en Toro, batalla en la que sirvió y bien, llenándose de mercedes y honores el Capitan Diego de Cáceres y Ovando, y asegurada sobre ella la corona de Fernando III “el Santo”, se dio cuenta de inmediato de que el foco de las revueltas de sus estado estaba en Extremadura, a ella se encamino y tras visitar el Monasterio de Guadalupe, se fue arreglar los asuntos de paz y buen gobierno de Trujillo, y de allí se vino a Cáceres, donde entró el 30 de junio de 1477, más antes de entrar en la ciudad murada, y en la Puerta Nueva, donde un gentío enorme de caballeros, hijosdalgos y pecheros, el bachiller Fernando Mogollón, ante el escribano Luis González de Cáceres, hincados de rodillas ante la Reina Isabel I de Castilla, y a la que el secretario le presentó los evangelios, el bachiller le requirió y suplicó a dona Isabel, para que jurase al pueblo de Cáceres, guardar y no revocar sus fueros y privilegio municipal, sus libertades, franquicias y buenos usos y costumbres, una vez prestado el juramente, y como no existía ya el Alcázar, que era a la sazón la Casa Real, la ilustre visitante fue a hospedarse a la casa de Alonso Golfín, de quien fue huésped varios días, durante los cuales intento conciliar los ánimos bastantes encrespados de los cacereños, reducirlos a su obediencia y organizar la administración local.

Lo primero, las ordenanzas por las que se debía regir el gobierna de la villa, el día 9 de julio de 1447, convoco ante ella a las autoridades y al  pueblo cacerense, y a presencia de sus cortesanos, El Cardenal de España, El Almirante de Castilla, El Duque de Escalona, El conde de Cifuentes, Del Adelantado Mayor de la Frontera, Obispos de Córdoba y Segovia, junto con otros altos dignatarios hizo leer las citadas ordenanzas, que todos los convocados por si y por los demás vecinos ausentes, juraron obedecer y cumplir.

Además prohibió que se volviesen agrupar en bandos que perturbasen la paz del vecindario a la par que derribasen las torres que determinase el corregidor,  en el término de ocho días a partir desde la fecha del aviso y hasta la altura de los tejados, que las tajasen y cerrasen troneras y saeteras y en el caso que así no los hicieran sus dueños, los justicias de la villa, la derribasen por el pies.

Procedió después la Reina Isabel, a proveer los oficios concejiles, para lo cual hizo insacular en dos bonetes cuarenta y ocho papeletas con los nombres de otros tantos hidalgos, de la localidad, en uno, veinticuatro de los que habían pertenecido al bando de los de arriba, y la misma cantidad en el otro bonete de los del bando de los de abajo. Y fue la propia mano de la Reina, quien saco seis papeletas de cada bonete, y así quedó constituido el municipio con los doce regidores designado por la suerte y cuyos cargos desempeñarían de por vida.

(Funetes floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

(Fuente Publio Hurtado-Castillos)

(Fuente Biografias)

(Fuentes Miguel Muñoz de San Pedro)

(Fuentes Simón Benito Boxoyo)

Agustin Díaz Fernández