BREVE HISTORIA DE CÁCERES-SEGUNDA PARTE (XVI) CASA DEL SOL

19.06.2022 10:57

                                                                              BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                                                                 SEGUNDA PARTE (XVI)

Casa del Sol.

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

¡Andad que con el sol id!, esto cuenta las crónicas de la antigüedad que el Rey don Pelayo dijo a dos hermanos caballeros suyos, que vivían con el anhelo de rematar una victoria, que ya casi lograda contra los agarenos a los que deseaban aniquilar “esta frase equivalía a decirles  que marcharan a continuar la lucha, que luciendo el sol, todavía estaban al punto de vencer”  tornaron a la sazón los dos caballeros hermanos al combate, y tomaron para si por apellido, las dos últimas palabras pronunciadas por su Rey.

Cuenta el cronista que sus descendientes, se vinieron a Cáceres, con el Rey don Alfonso IX de León y Galicia, a la conquista, esta familia tuvo su casa en el adarve, donde en la actualidad esta el patio del Palacio del Mayoralgo, más la que perdura es la que está ubicada en el Callejón de la Monja, junto al antiguo cementerio de la Iglesia de San Mateo, antiguo solar de la familia Pantoja, y en cuya fachada campea su escudo con el solo y ocho cabezas de lobo mordiendo otros tantos de sus rayos, siendo este el blasón de los Solís. Seria Gutierre de Solís y Ovando el que redificara la casa y la amayorazgara en el día  de 8 de marzo del año de 1550.

De estilo renacentista, con puerta en arco de medio punto, en medio el escudo heráldico con el yelmo caballeresco, de frente el arrabáa (adorno rectangular) que cubre escudo y puerta,  el ventanal que se sujeta a este, y el tambor aspillerado en la altura, dan un conjunto bastante interesante.

Es casa fue cuna de capitanes, comendadores, consejeros reales, embajadores, poetas y religiosos, en esa casa nació don Francisco de Ovando y Solís, bravo capitán, al que el Rey de las dos Sicilias don Carlos de Borbón, luego Carlos III de España, otorgó en 1734 el titulo de Marques de Ovando.

En la actualidad son sus poseedores, como herederos del ultimo Marques Vicente de Ovando y Solís, los padres misioneros de la Preciosa Sangre, que residen en Cáceres desde 1899, cuando vinieron a hacerse cargo del testamento.

El tercer y último Marqués de Ovando, llamado Vicente Mariano de Ovando Solís y Pereiro (Cáceres, 1778), era uno de los nobles que estaban al servicio de los hijos del infante don Carlos, a cuya causa se unió y de cuya corte formó parte en distintos países. Esto supuso que tuviese que renunciar a volver a España desde que subió al trono Isabel II, en el año 1833. Italia fue el destino final del marqués, que se casó allí, en 1854, con la noble italiana Benedetta Radicatti Primeglio, hija de unos condes y a quien doblaba la edad. Desde su exilio, Vicente Mariano de Ovando encargó al sacerdote aragonés José Gabás la tarea de administrar sus bienes en Cáceres, entre los que se encontraban la Casa del Sol y la de Vargas Figueroa (dos edificios colindantes y conectados entre sí), de los siglos XV y XVIII respectivamente. El farmacéutico Joaquín Castel Gabás, sobrino de José Gabás, llegó a Cáceres en 1875, animado por su tío, con la intención de abrirse camino en una pequeña y remota ciudad de provincias de menos de catorce mil habitantes como era Cáceres entonces. Tío y sobrino vivían en la Casa del Sol y allí mismo instaló Joaquín una fábrica de gaseosas y sifones, llamada ‘La Extremeña’ (que luego trasladó a las traseras de la plaza Mayor). Fue la primera fábrica de tal índole que hubo en la ciudad.

Durante su estancia en Italia, el marqués de Ovando entabló amistad con la Congregación de Misioneros de la Preciosa Sangre, fundada a principios del siglo XIX por el beato Gaspar de Búfalo, fallecido en 1837 (antes de que el marqués llegara a Italia). Ovando quedó fascinado ante la magnitud de los milagros atribuidos a Búfalo. Hasta tal punto que, al morir sin descendencia, en 1864, legó la Casa del Sol a los Misioneros de la Preciosa Sangre, con la condición de que establecieran en él una casa residencia para los religiosos de la congregación. Junto al palacio, otras posesiones del marquesado, como la casa de Vargas Figueroa, pasarían también a ser propiedad de la orden. Esta concesión debía hacerse tras la muerte de la marquesa, o en vida de ésta si ella lo consideraba oportuno (que no lo consideró), ya que era la usufructuaria de sus bienes. A partir de la muerte del marqués fue su viuda quien siguió desde Italia los pasos del administrador. La comunidad de misioneros italianos no se instaló en la Casa del Sol hasta 1899, tras la muerte de la marquesa, ya nonagenaria, que sucedió en 1898. Joaquín Castel sustituyó a su tío en la administración de los bienes de la familia Ovando y continuó ejerciendo de administrador desde que la orden de la Preciosa Sangre los heredó.

La Familia Solís.

Nos cuentan los cronistas, que tal vez, los datos procedentes de entre los siglos XVI y XVII referente a la genealogía de la familia Solís, puede estar viciados, por ser tardíos en tiempo y época, por cierta  voluntad de engrandecer y resaltar dándole lustre un linaje donde no lo habia, linaje en su origen modesto, perteneciente a la baja nobleza cacerense durante los siglos XIV-XV, resalta la escasez de recursos económicos, de la  familia, y su adscripción al sector bajo de la nobleza.

Joven pobre en su origen, aunque de familia de hijosdalgo, se habia visto obligado por su estado de pobreza, a entrar humildemente al servicio de señores de la corte, donde el cronista nos cuenta que: Hijo de padre honrado, de pobre estado, escudero, hidalgo y de buenos parientes, nacido en la Villa de Cáceres. Pobreza y hidalguía, circunstancias asociadas con mucha frecuencia a la nobleza urbana, este estado seria causa determinante, para explicar el rechazo que provocó el fulminante ascenso social del apellido Solís, el prestigio de un linaje estaba en consecuencia de sus riquezas, y el hidalgo sin fortuna era más o menos despreciado, el origen modesto de los Solís llevaba un estigma de ninguneo en sus relaciones con la nobleza cacerense, quizás sea este el factor que explicaría, la animadversión  con el que se combatió, como los esfuerzos persistentes realizados por Solís para legitimar su posición social. 

El primero de los que con este apellido, nos cuenta el cronista, fue un tal Gutierre Suarez, señor de Solís, villa del concejo de Cervera, allí en las Asturias, descendientes de estos seria Alonso Fernández de Solís y su hermano Gómez Fernández de Solís, armados caballeros por Alfonso XI en 1330, el último de estos hermanos, acabaría asentando su solar en la villa cacerense, villa donde los Solís, consolidaron la categoría social vinculada al control del concejo cacereño ,al emparentar con Blazquez y los  Ovando, linajes estos si de mucho lustre y gran prestigio y fortuna.

Aunque con muchas dudas, los cronistas creen ver en la persona de Diego de Cáceres, al padre de Hernán, Gutierre, y Gómez de Solís, que murió en 1434, en el desate donde fueron diezmadas las tropas del Maestre Gutierre de Sotomayor, al intentar la toma de Archidona, cuando fue contra el moro de Granada, este hombre de armas, Diego de Cáceres, casó con Leonor de Loroña, a quien se le atribuyen parentescos por vía ilegitima con la nobleza.

Algún cronista pone en duda la escasez económica de los padres del que llegaría a ser Maestre de la Orden de Alcántara, puesto que la casa solar de la familia ocupaba parte de los jardines  del actual palacio de Mayoralgo, como recuerda Publio Hurtado, tambien dice el cronista que puede atribuirse el señorío sobre la hereda de Castillejo, y nos cuenta que existe una real licencia del monarca Juan II, para crear fundar mayorazgo a un Diego de Solís, que bien pudiera ser el padre de estos personajes, pero la generalidad cree, que la escasez económica vino a esta familia tras  la muerte del cabeza de la misma  Diego de Cáceres, ya que la madre quedó al cargo de los hijos, todos de muy corta edad.

Aparte del Maestre, Gómez de Solís y de Herman Gómez de Solís, Diego de Solís y Leonor de Loroña, tuvieron al menos tres hijos más, Gutierre de Solís, al que el príncipe Alfonso concedería el Condado de Coria y que casó con Francisca de Toledo, hija del Conde de Oropesa, Juana de Solís, cuya boda con el hidalgo Francisco de Hinojosa, supondría el enfrentamiento entre le  Maestre y el Clavero de la Orden de Alcántara, y María de Solís, casada con Galin Pérez Pantoja. Los hermanos Solís y cuñados, ascenderían de forma espectacular con el rápido ascenso social, en el momento en que Gómez de Solís, resulta favorecido en la corte de Enrique IV, formando un bloque compacto, familiar y estratégico entre 1465 y 1471, mientras Gómez se mantuvo a la cabeza de la Orden, pero que acabarían sufriendo una restructuración interna tras la caída en desgracia del jefe del linaje, en su momento de gloria, la unidad de los Solís, acabo completando su organización político y social, creando relaciones clientelares y de vasallajes en los ambientes cacerense, consolidando la ascensión social de sus miembros, para detentar el poder político en el ámbito regional y local frente a los competidores, pero tras la caída en desgracia de Gómez de Solís, dejo ver su fragilidad y carencias de adaptación.

Corría año 1455, el Conde de Oropesa había tomado bajo su servicio a un joven hijodalgo de nombre Gómez de Solís, y estando ambos de visita en la corte de Madrid, acuden a presenciar una lidia de toros en honor a Enrique IV. La mala suerte quiso que uno de los toros saliese muy bravío, y no pudiéndole dar muerte ni la guardia del Rey, cuando se disponía a empitonar a unos soldados que se hallaban cerca del monarca, saltó el cacereño Gómez de Solís, que con su capa atrajo al toro hacia él y sacando su espada (otros dicen que con una lanza) le dio muerte. El rey admirado por su valentía, destreza y habilidad en la lidia, lo llamó a su presencia al rebautizado por el monarca como D. Gómez de Cáceres, y para que le sirviera bien en sucesivas contiendas le ofreció primero el cargo de Mayordomo real y después en 1458, el Maestrazgo de Alcántara vacante en aquel momento.

El lustre de la familia Solís, comenzó a brillar a partir del encumbramiento de Gómez de Solís, el cronista nos dice que le rebautizaron con “de Cáceres” cosa que Miguel Muñoz de Sampedro, lo niega y afirma que jamás usó de este apellido, por Enrique IV, quien cayó en gracia al Rey y lo elevó a pesar de su juventud, y la humildad de su casa y origen, primero, al cargo de Mayordomo Real, y después al Maestrazgo de la Orden de Alcántara, el objeto del rey Enrique IV,  fue el crearse un círculo, cercano de fieles muy poderosos, la apertura de la alta nobleza a miembros del escalón inferior, en el transcurso del reinado de Enrique IV, encontraría en los Solís protagonistas de estos hechos, esta nueva aristocracia palatina, lucha por acercar su reciente poder cortesano a la zona regional, pero como en el caso de algunos personajes, de rango inferior, el rechazo a reconocerlos como a iguales, y en igualdad de condiciones, será una de las causas de la que la nobleza de rancio abolengo, rechazaran a los recién llegados

(algún cronista de la época, señalan el factor sexual como origen del encumbramiento en la corte de Enrique IV, Gómez de Solís, y el Rey enrique IV fueron amantes durante mucho tiempo, lo que le valió varias y valiosas mercedes)

A la Sombra de su hermano el Maestre, Herman Gómez de Solís, empezó a labrarse su carrera en el panorama durante la segunda mitad del siglo XV, su primera intervención pública, está documentada con motivo de su hermana Juana con Francisco de Hinojosa, el verano de 1464 en la plaza mayor de la Villa cacerense.

De sobra son conocidos los hechos ocurrido con motivo de Juana de Solís, con Francisco de Hinojosa, son muchos los cronistas que se han hecho eco de estos sucesos, en los festejos organizados con el motivo de los esponsales, el clavero de la Orden Alonso de Monroy, hizo repetido alarde de su fuerza y destreza con las armas ante el cortejo, el hecho fue interpretado como por la parte de los Solís como una afrenta que ponía en cuestión la valía y el estatus de los anfitriones , Alonso Maldonado, lo cuenta con detalle, tantos como que fue testigo presencial del suceso, señala a los hermanos del Maestre Gutierre y Hernán, como los conspiradores para acabar con la vidas del Clavero, que de la envidia que le tenían el amor se le habían vuelo en gran enemistad, la respuesta de Alonso de Monroy, al herir al Francisco de Hinojosa, tras sufrir un intento de agresión por parte de este, motivo la reacción por parte del sequito de los Solís, los dos hermanos del Maestre se movieron por llegar los primeros, mostrando ser ellos los injuriados, llenos de saña, se repite con énfasis la animadversión e inquina de Herman Gómez de Solís y de Gutierre de Solís, hacia Alonso de Monroy, como la causa del incidente que provocaría tanto derramamiento de sangre, un gran cisma en la Orden de Alcántara y un largo enfrentamiento armado, que al final supondría la caída en desgracia y ruina de los Solís.

(Fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

(Fuentes Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)

(Fuentes Publio Hurtado-Castillos)

(Fuentes Simón Benito Boxoyo-Noticias)

(Fuentes  Miguel Muñoz de San Pedro-Donde Nacían)

Agustin Díaz Fernández