BREVE HISTORIA DE CÁCERES-SEGUNDA PARTE (XXII)

04.07.2022 11:36

                                                                        BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                                                              SEGUNDA PARTE (XXII)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Casa y Torre de la Cigüeña

Al salir del Aljibe, subiendo por la estrecha y empinada Callejuela, se llega a la plazuela de las Veletas, de ella se pasa a la plazuela de San Mateo, y aparece ante nosotros la Casa y Torre de la Cigüeña mansión histórica de los Cáceres-Ovando, impresionante casona con su altísima torre del homenaje del siglo XV, la que como merced  de los Reyes Catolicos, hacia su capitán Diego de Cáceres Ovando, le permitió conservar e almenaje completo.

Para ver el Aljibe se penetra por una escalerilla que está en la rinconada que hace la pared del jardín con el cuerpo de la edificación. La llave la guardan en mismo palacio, y amablemente la facilitan al turista.

*Nos cuenta don Antonio Floriano Cumbreño, en su libro Guía de Cáceres, en la época que tenía acceso el aljibe del Palacio de las Veletas por la Calle Portería, hoy Callejón  del Gallo*

La Alcazaba Árabe

No vamos a hablar de un monumento existente, sino a tratar de solucionar, o encauzar al menos, una cuestión critica de importancia que ha traído desorientados a algunos tratadistas y que, merced a investigaciones recientes, puede ser plantada dentro de sus verdaderos términos.

Tal es la cuestión del emplazamiento del Antiguo Alcázar árabe, relacionada, y se plantea, con los dos

edificios reseñados: La casa de las Veletas y la de la Cigüeña, muchos historiadores, Vicente Barrantes, Antonio Sanguino, Maestre, Diaz Pérez, Publio Hurtado, José Ramon Mélida,   sitúan el emplazamiento del viejo Alcázar en el lugar ocupado por la casa de las Veletas, seducidos por la lápida colocada en el patio por el reconstructor Lorenzo de Ulloa y más fundamentalmente por el dato del Aljibe.

Más solamente Hurtado adivina que debía extenderse por la plaza de las Veletas.

Algunos historiadores van más allá, y es que el antiguo Alcázar, ocupó desde San Mateo, a la casa de las Veletas, comunicándose incluso por pasadizos y reductos hasta el lienzo de muralla y torre (la llamada de los Pozos) que adarva la ribera frente a la Fuente del Concejo. En la parte histórica comentaron tambien que, durante las luchas entre el Maestre y el Clavero, aquel, D. Gome de Solís, siguiendo el partido del infante D. Alfonso, proclamado rey, vino a Cáceres venció a los partidarios de D. Enrique que acaudillaban las gentes del Clavero y destruyo el Alcázar.

Premio de esta hazaña fue el que el joven presunto rey le concediera el palacio llamado de los reyes que a por linderos, dicen los documentos,:

de la vna parte el cimenterio de la iglesia de Sant Mateos, e de la otra parte la iglesia de la Madalena, e de las otras partes los dichos solares del Alcázar.

La iglesia de la Magdalena estaba según autorizadas opiniones de varios historiadores,  hacia la parte suroeste de la actual casa de las Veletas y fue un pequeño templo construido en el siglo XIII y que en el XV desapareció, y si tenemos en cuenta que el deslinde que acabamos de transcribir se escribía en el año 1466, fecha en que San Mateo no existía tal cual hoy es, y su cementerio ocupaba todo el ábside de la iglesia actual, comprenderemos que el Alcázar debio ocupar desde este punto hasta la parte suroeste, de la actual casa de las Veletas, encerrando dentro de si ambas plazuelas y los edificios de la Torre de la Cigüeña, iglesia de San Pablo y Casa de las Veletas. Más: en una carta de D. Alfonso, el infante presunto rey, y con el título de tal, dada sin lugar ni día, en el mes de Marzo de 1466 (2) leemos que:

 D. Gome de Solis hizo gracia e donacion pura e perfecta e non revocable a... Diego de Cáceres, del palacio (debían ser sus ruinas) que se dice de los Reyes,

 Y que está situado en los solares del alcázar viejo, nos dice el cronista que el palacio de los reyes, fue una parte del antiguo Alcázar, y que estuvo situado en el lugar que actualmente ocupa la Torre de la Cigüeña, que fue la casa construida sobre dicho palacio por el capitán Diego de Cáceres.

Este documento por si solo bastaría para demostrar la sospecha respecto a la extensión que tuvo el alcázar moro. Diego de Cáceres, al adquirir el palacio llamado de los Reyes, lo hizo, edificar con la idea de construir su casa y quiza con ello no obedeciese a iniciativa propia, sino a más elevadas sugestiones. Pero los tiempos habían cambiado, muerto el infante D. Alfonso, como Isabel se negara a recibir la corona mientras viviese su hermano Enrique IV, quedaba la cuestión dinástica por lo menos aplazada y no habia más rey que este; y como quiera que Diego de Cáceres y Ovando tenía el mencionado palacio merced a una violencia cometida contra la corona, aunque él no fuese el que la cometiera, acudió al rey D. Enrique en suplica de que diera valor legal a su posesión, máxime cuando no se habia contentado el capitán con el palacio, sino que además habia tomado una buena parte del resto del Alcázar, y de las ruinas de este, toda cuanta piedra necesito para la edificación de su casa.

El rey accede a la petición del Capitan  y este continua su obra ya sin ninguna clase de temores, Llegan los Reyes Catolicos, se enteran de los disturbios habidos en la Villa y de como por causa de algunas torres que están en algunas casas principales,  se han fecho grandesescandalos e mouimientos e ruidos e feridas e muertes de ornes”, e inmediatamente mandan en carta dada en Madrigal a 12 Mayo de 1476, que las justicias en el plazo de 30 días, hagan derribar todas las torres, por manera que queden y guales con las otras casas donde están hechas.

Esta orden tan terminante tiene una excepción dentro de la misma carta y es la de la casa del Capitan Diego de Cáceres, acerca la cual dice el documento mencionado que le dejen y consientan labrar su casa en” la forma e manera quel quisiere”, lo que explica que la Torre de la Cigüeña sea la única verdaderamente medieval que se ha conservado intramuros,  La mencionada excepción tenía su razón de ser,

“No fue y conviene que se aclare, por premiar los servicios prestados por el Capitan en la batalla de Toro, sino para tener en respeto a los otros nobles asegurando el poderío de un incondicionalmente adicto. Con la construcción de la Casa de las Veletas y por lo que se refiere al emplazamiento del Alcázar, ocurrió en principio algo parecido, a lo acaecido con la Casa de la Cigüeña. El rey D. Enrique concedió a Diego Gómez de Torres, los solares y aljibes del Alcázar viejo, esto es, la mitad oriental de este Alcázar cuya otra mitad era la concedida al Capitan Diego de Cáceres y Ovando, donación que le fue confirmada por los Reyes Catolicos, en carta dada en Tordesillas a 30 de Junio de 1476. Comenzó Diego Gómez de Torres la edificación y Gonzalo Espadero, que se creía tambien con derecho, se ignora el  porqué, a los terrenos del Alcázar, le pone pleito que fallan los reyes en su ejecutoria de Sevilla, a 23 de Septiembre de 1477  a favor del primero, especificando el suelo que al de Torres pertenecía que era:

 “el ladrillado e los aljibes del dicho Alcagar fasta dar en la madalena, e fasta casa de caruajal, e del otro cabo fasta dar en el muro”.

limite este último que induce a creer que se extendiese hasta la muralla por su parte oriental.

Dos restricciones se ponen a la obra comenzada ya por Gómez de Torres que son: la de que no construya en ella nada con aspecto de fortaleza, defensa o casa fuerte, y la servidumbre

del agua de los aljibes que podrían ser utilizados por el común de los vecinos, valiéndose de la puerta que nuevamente ha sido

practicada para dar acceso exterior al monumento

Mas adelante Juan de Saavedra el Navarro, pone tambien pleito a Diego Gómez de Torres, que igualmente fallan los reyes a favor de este, quien termina la construcción de su casa, la cual, en reformas y reconstrucciones posteriores ha llegado a nuestros días en la forma en que la contemplamos

Si esto es así, nos encontramos con que,  el antiguo Alcázar o fortaleza de la Villa, probablemente una ciudadela o castillo, fue destruido no se sabe  cuándo, aunque hay quien afirma que fue cuando don Pedro I lo arranco violentamente a los Giles,

con lo que Publio  Hurtado no parece conforme.

Sobre una parte del solar o ruinas de dicho castillo, que se extendía por toda la plazuela de San Mateo (en la parte de San Pablo) casa de la Cigüeña, plaza y casa de las Veletas,

continuando sus reductos hasta el muro oriental, se construyó un palacio para el alojamiento de los reyes. Este palacio fue derruido por D. Gome de Solís y concedido por este al Capitan

Diego de Cáceres en tiempos de Enrique IV; entre dicho capitan y Diego Gómez de Torres se reparten el solar del Alcázar viejo,

tocando a aquel la parte del palacio y a este la de los algibes quienes elevaron sobre ellas sus respectivas casas que son las de la Cigüeña y la de las Veletas.

La Iglesia de San Mateo

Es una de las cuatro parroquiales y se ignora

la fecha de su fundación, el cronista cree que

fue elevada en el lugar ocupado por la mezquita,

lo que es verosímil si se supone que fuese la mezquita del Alcázar, pero ello no pasa de ser una hipótesis sin base sólida para más rotunda afirmación.

Sabemos que en la primera mitad del siglo XIV ya existía la iglesia, pues la vemos citada en documentos de 1345, y que debía ser mucho más pequeña de lo que ahora es, lo demuestran las precedentes observaciones relativas

al Alcázar. Al finalizar el siglo XV se hace un plan general

de reformas, y ya en el XVI se encarga de su realización un maestro Ezquerra que levanta la cabecera extendiéndola por lo que era el antiguo cementerio parroquial, y eternizadas las obras por sucesivas paralizaciones, se llega al final del siglo sin haberse volteado las bóvedas, aunque teniendo ya tendidos los

arcos y nervaduras. Rápidamente se. hicieron las plementarias

de ladrillo y el basamento de la torre, que no pudo ser terminada hasta fines del siglo XVIII.

(Fuentes Antonio Floriano Cumbreño-Guia de Cáceres, Historia de Cáceres, Cáceres y la Reina Catolica)

(Fuente Publio Hurtado-Castillos)

 

Agustin Díaz Fernandez