DE PASEO POR LA VILLA CACERENSE-(III)
DE PASEO POR LA VILLA CACERENSE
NORBA CAESARINA
HINS QAZRIZ
(III)
Carla, Adrian, Daniel, David,
que despues de convencerles de que los mostruos no existen, que todo
era cosa de su imaginacion, me adentraron en su guarida.
Crónioca desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
El paseo de ayer, lo terminábamos en las puertas del convento de Santa Clara, hicimos un recorrido por los extramuros de la ciudad, palacios, casas fuertes, conventos, iglesia, y lo dejamos no por cansancio, que, aunque el calor aprieta esta villa cacerense jamás deja de sorprenderme, Cáceres es un inmenso museo al aire libre.
En el paseo observamos como se mezclan los estilos, el apoyo basamento de origen céltico de la muralla del Postigo, el romano de la Puerta del Rio, algún resto Visigodo junto al Arco de Santa Ana, las torres árabes de tapial, el lienzo de la muralla de la reconquista cristiana, y el dieciochesco del Arco de la Estrella, todo junto pero diferenciado, en Cáceres todo es posible, prácticamente la cerca amurallada no ha cambiado nada o casi, como si los siglos hubieran pasado de resbalón por él, como si el paso de los años no quisieran dañar tanta belleza, de paseo por el intramuros de la cerca romana, tienes la impresión de que en cualquier momento, se te fuera a cruzar por el camino, el Capitán Diego Cáceres de Ovando, o Gómez de Solís, aquel tibio Maestre de la Orden de Alcántara, incluso a Alonso de Monroy, el valiente y poderoso guerrero Clavero de la orden de Alcántara, retando a Francisco de Hinojosa, en la plaza de armas de la ciudad, en los festejos de la boda de este con doña Juana de Solís, hermana del Maestre, o con algún Ulloa, Carvajal, Golfín, Sande , Figueroa Espadero, hasta incluso puede salir el obispo don Sancho de Velunzas y Corcuera, para excomulgarte, como hizo con el Concejo, o con don Bernardino de Carvajal y Moctezuma, conde de la Enjarada, o a esa pareja de Jesuitas, saliendo de su casa convento y subiendo por la Cuesta de la Compañía, o escuchar al Almuédano desde el minarete llamando a la oración, ver por el barrio judío pasar al rabino rezando en su Majzor.
En la Plaza Mayor, la que fuera en su día plaza de armas de la villa cacerense, las torres avanzadas de la muralla de los almohades, Bujaco, Yerba, Horno, torres albarranas del siglo XII del recinto amurallado, la cristina de los Pulpitos del siglo XV, como guarda de la puerta nueva, portillo abierto en el lienzo de muralla, para dar entrada al comercio en el recinto amurallado, asentada a los pies de la torre de Bujaco, la ermita de la Paz del siglo XVIII, construida sobre las ruinas de otra ermita, la dedicada a la advocación de San Benito, y presidiendo la plaza mayor, el edifico del ayuntamiento cacerense, cuya primera piedra se colocó, en 24 de noviembre de 1867, proyecto de Ignacio María de Michelena y que se concluyó en 1869.
Nos adentramos en el recinto amurallado, que originalmente tubo cuatro puertas y una treintena de torres, nada más atravesar el arco de la Estrella, tiene la impresión de haber retrocedido cinco siglos en el tiempo, callejuelas estrechas, abiertas plazuelas, blasones, torres, iglesias, palacios, cielos despejados y limpios de contaminación surcado por cigüeñas y silencio, un silencio ensoñador que solo es roto por el tañir de las campanas. Da igual por donde empieces, el recorrido que hagas no dejara de ser grato a la vista, perderse por sus callejuelas, rincones, al acerco de la sorpresa que te va deparando a cada paso, en cada plazuela en cada esquina.
Visto desde mi mirador favorito, allá por las calles Venus o Marte, el Cáceres que se ve, es el de murallas y torres defensivas, una inmensa fortaleza, como de ilusión, pero cuando té adentras entre sus muros, las casas fuertes, palacios, baluartes defensivos, pregonan el espíritu bélico que una vez tuvo la villa cacerense, El adarve, hacia la izquierda o derecha, según traspasa el Arco de la Estrella, obra de Manuel de Larra Churriguera, original por su construcción en esviaje, separa la muralla de la ciudad, a un lado, por el Adarve llamado de la Estrella, un arco que salva la calle, arco que comunica el solar de los Mayoralgos con la muralla, como merced a esta familia por ceder la esquina en chaflan del jardín del palacio, para mejor acceso al tránsito, al otro lado y por el llamado Adarve del Obispo Álvarez de Castro, el solar de los Toledo-Moctezuma, con una torre única donde prevalece el ladrillo en vez de piedra, evocando a los descendientes de la princesa Azteca, que primero se llamó Tecuixpo ( Copo de Algodón) y más tarde doña María de Moctezuma, al entrar en la plaza de Santa María, las estrofas que le dedico Blasco Belmonte.
Duerme de noche y de día
Esta plaza cacereña
Largo de melancolía
Duerme, sueña.
Guarda los viejos blasones
De estirpe conquistadora,
Bate el viento sus rincones
¡Ruge, Llora!
El palacio de Hernando de Ovando, hermano del gobernador de las Indias Fray Nicolas de Ovado a comienzos del siglo XVI, hijos del Capitán Diego de Cáceres Ovando, sillería plateresca luce su fachada, encuadra el arco de medio punto, entre pilastras jónicas, con medallones en las enjutas, entablando figuras u escudo en resalte oval, rematado en la parte alta, con águila esgrafiada del siglo XVIII, en los medallones, un busto de un caballero, en el otro una dama, que bien pudiera ser don Hernando de Ovando y doña Mencía de Ulloa, esposa del primero. Justo al lado, el palacio Episcopal, con dos fachadas, una frente a la iglesia de Santa María, esta con sillares almohadillados, construida en el siglo XVI, por el Obispo García de Galarza, y otra en la calle del Arco de la Estrella, del siglo XV, con puerta , que tiene dos lóbulos, este grandioso edifico tiene un muy antiguo origen, a partir de la reconquista empezaron a residir aquí los prelados, la parte más antigua que se conserva es una portada en la calle arco de la estrella, con inscripción que fue construida por el Obispo don García Castro por el 1412.
Pero basta por hoy, hora es ya de hace un alto en el camino, y dejar que todo el visto vaya haciendo mella en el recuerdo, que quede impregnando todo en el para jamás olvidarlo, espero que este tercer paseo por la villa cacerense haya sido de su agrado, mañana si el tiempo, el covid-19 y la autoridad lo permite, seguiremos nuestro paseo donde hoy lo dejamos.
(fuente Boxoyo-Sampedro-Floriano Cumbreño)
Agustin Díaz
Cáceres Agosto del 2020