EL CERCADO CACERENSE II

17.08.2023 12:06

       El CERCADO CACERENSE

                           II

Segunda Mitad siglo XII

Los Al-Muwahhidum

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

En el capitulo anterior daba un repaso a como se construyeron las defensas de Hins Qazrix por los Almohades, o por lo menos nos hicimos una idea de cómo construían y levantaron las torres, y para levantar una hilada de una torre se procedía a encofrar totalmente la planta, arrimando los tapiales sobre unos postes y que a medida que se elevaba la construcción iban quedando sepultados en su interior, en otras ocasiones el encofrado de cada hilada adoptaba una disposición anular, de tal manera que una vez rellena y retirado los tapiales se procedía al relleno del hueco central con tierra y cascotes.

Y como era necesario proteger la superficie de los muros de tapial frente a las inclemencias del tiempo, les aplicaban tratamientos para mayor resistencia de lo construido, así las tapias más terrosas requerían una capa gruesa de enjalbegado de cal, naturalmente, que  blindaban las partes más vulnerable que las de las tapias hormigonadas, a la que la propia dureza del material de argamasa ofrecía protección en las cintas de mortero de cal, esta ofrecía protección únicamente en las partes más débiles, como las junta constructivas y las líneas de agujas, el uso de cintas en las construcciones almohades del siglo XII, llegaron a constituir constancia en las construcciones de tipo militar, eran otras veces las que el encintado tambien se usaba como elemento ornamental.

La albarrana de la torre de los pozos o tambien llamada torre del Gitano, ostenta una inigualable obra de ingeniería militar almohade y en la que constaba una inspiración de origen religioso, y un par de estrellas de ocho puntas, y aunque el texto estaba incompleto podía leerse:

                                 “Dios es Nuestro Señor”

Esta torre mostraba uno de los ejemplos conocidos de epigrafia religiosa en una obra militar y la torre de los Pozos como muestrario de representación propagandística de una dinastía que buscó su legitimidad y su razón de ser en la guerra santa o Jihad.

En la relación de las construcciones militares y su configuración urbana, es la de la cronología y según cuentan los cronistas es tema complicado datar las construcciones de las construcciones almohades con fechas exactas, ahora bien hasta 1172 los almohades no lograron su unificación, y ya bajo su mando todos los territorios del Islam en la península, cuestión esta por la que no pudieron aplicar una política agresiva y fructífera contra los reinos cristianos, ya en 1174 tomaron Alcántara, y en 10 de marzo del mismo año de 1174 Cáceres, a pesar que estas plazas estaban rodeadas de enclaves dominados por el cristiano como Trujillo, Santa Cruz o Montánchez, a lo largo de más de dos décadas Cáceres puso resistir el asedio a la que fue sometida, en 1184 por parte de Fernando II de León, tras la batalla victoriosa de Alarcos en 1195 y durante los años de 1196 y 1197 el Califa Abu Yussuf Ya’Qub al Mansur y sus aguerridas tropas realizaron campañas militares eliminad en las primeras de ellas la avanzada efectuada por el cristiano por tierras de la Extremadura, lograron asaltar y ocupar Montánchez, Santa Cruz, Trujillo y la destrucción de Plasencia, restablecieron la frontera en la marca del Tajo, la que en la actualidad pertenece a la Extremadura, ya en 1197 el Califa Abu Ya’Qub, regreso a África llevando paces y parias firmadas con los reinos de Castilla, León y Portugal, estas paces estaban firmadas con suficiente duración como para permitir a los unitarios almohades construcciones militares y reforzar, así como reedificar los enclaves recientemente conquistados o los dominados desde hacia tiempo, y es cuando se cree que fue el momento en el que reunían las condiciones políticas y militares para acometer empresa de tal envergadura constructiva.

No hay que olvidar que entre 174 y 1196 el reino de León apenas constituía un peligro a tener en cuenta para los almohades, en comparación con los reinos de Castilla y de Portugal, ya que estos actuaban con mucha gente y gran agresividad lo que fue motivo del ataque de los unitarios, más en los años previos  la batalla de Alarcos, los de León procedieron a la repoblación y consolidación de sus posiciones en la Trasierra, por su lugar de expansión, y este hecho empieza a constituir una seria amenaza para las poblaciones andalusíes fronterizas, y esto sería probablemente lo que indujo a las autoridades almohades la iniciación de las obras en Cáceres, y fortificarla como base desde donde poder atacar y raziar las posiciones leonesas, y al mismo tiempo evitar que los de León consolidaran sus posiciones, estrategias esta que vendría reforzada por las posiciones ventajosas adquiridas por los musulmanes tras el año de 1196.

Pero al parecer, según los cronistas, la cosa se complica y que, las obras almohades en el recinto murado, no esta comprendido en un  único momento constructivo, y así lo dicen las murallas del Adarve del Padre Rosalio, así mismo como la capa de superpuesta de mortero de la torre de los Pozos, lo que indica que al menos la villa cacerense en cuanto a las construcciones almohades se refiere tuvo dos momentos en los que se realizaron obras de envergadura considerable, sin contar con las torres pre-albarranas y cuya procedencia podría ser del primer momento de la ocupación árabe y quizás se pueda fechar entre 1174 y 1196, si se tiene en cuenta que Fernando II de León hizo una intentona de conquista en 1184, intentona que terminó en fracaso y que para esa fecha de 1184, ya debía de tener Cáceres sus defensas plenamente operativas.

Según Marques Bueno y Gurriarán Daza, las defensas del recinto murado al menos un mayoria de las torres albarranas son posteriores a 1196, esta fecha coincide con la de la campaña sobre la marca del Tajo y recuperadas las principales plazas cacerenses, y en la primera decena del siglo XIII, esta fecha seria cuando erigieron muchas de la torres albarranas, precisamente coincidiendo con el declive del poder almohade, coincidiendo con la falta de expediciones militares de cierta envergadura tras la batalla de las Navas de Tolosa, cuando desaparecieron las grandes levas califales, cuyas consecuencias alejarían las ultima propuesta de obras Islámica en Cáceres.

No olvidemos que Hins Qazrix, se concibió como campamento o como lugar de refugio, desde donde salir a raziar la marca del tajo, y donde refugiarse de sus correrías y vigilar los pasos de la Trasierra, y al parecer duro poco tiempo por causas de que las levas militares promovidas por las autoridades almohades no volvieron a promoverlas tras la muerte del Califa Abu-Ya’Qub en 1199.

Pese a todo, su cometido como plaza fuerte, que vigilaba las entradas hacia el valle del Guadiana cumplía y bien tal como se concibió, mientras contara con una buena guarnición las embestidas del cristiano leones que cada vez se prodigaban más desde la batalla de las Navas hasta la conquista definitiva de 1229.

(Fuentes Según Marques Bueno y Gurriarán Daza)

Los almohades fueron un pueblo bereber originario del Norte de África nacido a finales del siglo XII y principios del XIII gracias a Ibn Tudmar, quién en respuesta a los fracasos almorávides en su política expansiva por la Península Ibérica y, sobre todo, contrario a su relajación en la praxis religiosa, inició un movimiento de carácter rigorista basado en el seguimiento estricto y literal del Corán.

Los almohades se expandieron tras la estela de los almorávides pese a sus choques ideológicos, heredarían sus costumbres constructivas adaptándolas tanto a sus nuevas necesidades como, principalmente, a sus estrictos y casi ascéticos dictados religiosos. Las principales construcciones almohades se caracterizan por la sencillez y la austeridad a la que les predispone su doctrina.

Desde el punto de vista constructivo, recurrieron a la mampostería y al ladrillo, mientras que la columna como elemento decorativo fue perdiendo funcionalidad por el pilar de ladrillo. En cuanto a los arcos, continúan con la tradición almorávide en el uso de los sistemas túmidos (herradura apuntada); recurriendo a las formas lobuladas y mixtilíneas sólo en espacios que pretenden ser realzados jerárquicamente, caso del mihrab o la maxura de la mezquita. Se utilizan los arcos entrelazados, que son una composición de varios arcos sobre columnas cruzados entre sí y que tienen una función decorativa. Usan el arco de herradura apuntado o túmido y decoración polilobulada. También utilizaron el alfiz, como moldura que rodea la parte externa al arco. El alfiz que decora las puertas se corta cubriendo solo la mitad superior del arco.

Emplean bóvedas de finos nervios y con mocárabes que son elementos decorativos realizados con yeso formando prismas yuxtapuestos y colgantes a modo de estalactitas sueltas o arracimadas.

Respecto a otros elementos decorativos destaca la cerámica vidriada, y los formados por una red de rombos a base de arcos entrelazados.

El retorno a la austeridad más extrema se trocó, aún más rápidamente que en el caso de sus predecesores, en uno de los La arquitectura militar experimenta un enriquecimiento tipológico y un perfeccionamiento de su eficacia defensiva de gran trascendencia, incluso, para el ámbito cristiano. Entre los elementos característicos de la arquitectura militar cabe considerar los acabados superficiales de las construcciones de hormigón de cal ejecutadas con tapiales, las torres representativas y los accesos monumentales. Aparecen complejas puertas en recodo para que los atacantes al avanzar dejen uno de sus flancos al descubierto; torres poligonales para desviar el ángulo de tiro; torres albarranas separadas del recinto murado pero unido a él en la parte superior mediante un arco superior y cuya proyección hace que aumente su eficacia defensiva respecto a una torre normal; muros y corachas que discurren perpendiculares al recinto murado al objeto de proteger una toma de agua, una puerta y evitar el cerco completo, así como barbacanas o antemuros.

Destacan de este período los modelos de corachas, se tratan de pequeñas torres separadas de las murallas, ubicadas sobre los ríos y a las que se accede a través de adarves, destinadas a suministrar el agua. Y las albarranas, torres avanzadas generalmente separadas de la muralla exterior, funcionando como atalayas.

(Fuentes Urbipedia)

Agustin Díaz Fernández