EL RETABLO DEL MAESTRO BERRUGUETE-CÁCERES I

06.11.2023 11:38

                 EL RETABLO DEL MAESTRO BERRUGUETE

               IGLESIA DE SANTIAGO DE LOS CABALLEROS

                                          CÁCERES I

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra.

Corrían los días 24 o tal vez el 25 del mes de noviembre del año de 1557, cuando nos encontramos con el maestro escultor don Alonso de Berruguete, por la calle Camberos, dirección iglesia de Santiago el Mayor, según contaba iba a otorgar escritura de contratación del retablo de la iglesia ante el notario Diego Pacheco, debía de andar el maestros por aquellos entonces en la edad de sesenta y ocho años o incluso haber llegado a los setenta, que eran los que aparentaba en realidad, y por entonces le quedaban cuatro años de vida, pero claro el aún no lo sabía, la parca entro en su taller con el encargo de que le tallara su rostro allá entre los días 13 y 26 de un mes de septiembre del año de 1561.

Pero volvamos a 1557, cuando el maestro todavía vivía, y otorgo la escritura de contratación, y sucedía que, pasaba ya un año y mas que los maestros canteros habían otorgado la última carta de pago y finiquito, por la obra de elevación y tendido de los arcos, ha estaba puesta y terminada hacia cuanto ha las cubiertas, y tan solo quedaba la retirada de andamios para quedar la nave desembarazada y lista para recibir el encargado retablo, esta escritura finiquito fue otorgada por el día 26 del mes de marzo del año de 1556, por Francisco Moreno, cantero de profesión, y por un valor de seis mil maravedis, esto fue por labrar un pie de jarjamento, que es el arranque de un arco o una bóveda, en uno de los rincones.

Más sucedía, que, en este espacio de tiempo, la muerte vino a ver al Arcediano don Francisco de Carvajal, gran mecenas de la iglesia de Santiago, y los testamentarios de tan esclarecidos eclesiásticos se apresuraron a cumplir sus últimas disposiciones.

El Maestro escultor Alonso de Berruguete, se conviene con ellos en construir un retablo, colocado, pintado y estofado y dorado, haciéndose la distribución de su historia y que minuciosamente se enumeran las capitulaciones según la disposición de una traza y en la misma forma las fechas ya comprometidas en las capitulaciones.

*durante esta enumeración, el escultor nombra repetidas veces el foso del letrero, y (que agora este dorado), hasta el siglo XX el letrero existía, pero del que no se sabe lo que decía, pero pintado de negro, pero en el enjabelgamiento que sufrió la iglesia en el año de 1916, se borro el mencionado letrero, y según arece no existe justificación ninguna que los justificara.

Y por fin se comprometió el Maestro Berruguete, un día 30 del mes de mayo del año de 1558, otorgando escritura ante Antonio Álvarez de Zandio, escribano a la sazón de Valladolid, y según este documento figuran como fiadores del escultor, su propia esposa doña Juana de Perea, sus dos hijas doña Luisa de Sarmiento y doña Petronila de Perera, y los esposos de estas Diego y Gaspar Amilibia, fiando además de fuera de la familia Francisco y Antonio de Castro, y por más fianzas, hipoteca las casas principales  que tenia en Valladolid, junto al Monasterio de San Benito.

Más no se sabe con certezas si el Maestro, comenzó la obra tras la otorgación de la escritura, aunque lo más natural fuese que sí, teniendo en cuenta si es que tenía el propósito de completar la obra con los plazos pactados con la iglesia de Santiago de la villa cacerense, parece que los tiempos de ejecución del retablo estaban muy ajustados y mas si se tiene en cuenta que, ya se llevaba mas de medio año de retraso entre cuestiones de unos y otros.

Y el tiempo seguía corriendo, y los patronos, en la cuestión de pagos no habían faltado en su compromiso, más algún cronista achaca el retraso en las obras, y hasta el propio maestro escultor así lo menciona, falta de pago de ahí el retraso, pero el único culpable en este caso no era nadie más que el propio Alonso de Berruguete, que se mostraba como un zascandil, toda vez que era costumbre de la época no dar la primera paga hasta que se dieran las finanzas, razón esta por lo que el maestro no recibió en el me de enero, tal y como estaba concertado los trescientos Ducados de la primera paga.

Según nos explica don Antonio Floriano Cumbreño, y para que sirva como ejemplo que, la escritura del retablo de Santa Maria, en la que los escultores Ferrant y Bolduque, se comprometían a dar sus fianzas y que, al tratarse de la paga de los mil y seiscientos Ducados, cifra en la que se ajustó la obra dicen:

“no ser pagados el tercio dellos por no tener ejecutada las fianzas”

Pero hay certezas de que el día 2 del mes de marzo del año de 1558, en cuanto otorga la fianza, ante el mismo escribano, y el mismo día un Juan de Angulo, el solicitador de la capilla y en representación de esta, le hace entrega de la primera paga, la segunda paga que es de un importe de 700 Ducados y que debería haber sido ejecutada en 25 de julio, no la recibe hasta el 9 de septiembre y que le fue llevada a Valladolid desde Cáceres, por un Gabriel Sanchez, la tercera que corresponde al día de Santiago del año de 1559, la recibe con fecha 11 de agosto, pero eso sí, algo mermada, y es de que de los 800 Ducados que era el importe, tan solo se le entregan 500, tal y como el mismo Berruguete hace constar en su carta de pago, y la que otorga por navidad de ese mismo año de 1559, darse por contento y pagado de los 800 Ducados que correspondían a aquella paga, esto lo escribe y firma ante Juan de Angulo.

Y ocurrió que, estos 300 Ducados que se le dejaron a deber, fue la causa fundamental en la que se basó para diligenciar pleito.

No se sabe con certezas las causas por las que se dejaban a deber estos 300 Ducados al Maestro Berruguete, pero según parece no fue por capricho de los patronos, ni porque faltaran los dineros.

Y es que jamás podría Berruguete dudar ni por un momento de la solvencia de los Carvajales, que, otorgando sus escrituras como testamentarios del Arcediano, este poseía una de las fortuna mas saneadas y con un fuerte capital de la Extremadura, durante el siglo XVI, estos testamentarios no le quedaban más remedio que, aplicar los dineros y pagar su testamento y los contenidos de las mandas en el contenidas, en las que en cumplirlas demostraron excesivo celo.

Estando, así las cosas sucedió, que cuando se cumplio la fecha en la que el retablo debería estar colocado en su sitio en la iglesia cacerense de Santiago el Mayor, Pero el Maestro Berruguete, abandono la obra y se marcho a Toledo a trabajar en el sepulcro del Cardenal Tavera, desde ese mismo momento ya no se vuelve a ocupar de la obra encargada por los Cáceres, es más para lo único que se acuerda en su testarudez de anciano a los que fueron en varios ocasiones a requerirle judicialmente en fecha 26 de Enero del año de 1561, para que cumpliera con su compromiso con los patronos de la capilla, alegando que cumplieran ellos con lo que estaban obligados.

Y era a esto, lo que la cerrazón a la que se aferraba el insigne escultor, a que se le habia dejado a deber aquellos 300 Ducados, era al menos lo que el exponía en su defensa, pero no, era lo razonable y se encasillo en su argumentación, y en esto siguió trabajando en el sepulcro del Cardenal Tavera, y así le sorprendió la muerte, esto ocurrió por allá por el 20 del mes septiembre del año 1561, y sin haber terminado el retablo encargado para la iglesia de Santiago, al maestro lo llevan para su enterramiento al pueblo de Ventosa, este pueblo era de su señorío, le sigue su viuda, no faltaría más, doña Juana de Perea.

Los patronos que hicieron el encargo del retablo, tras la muerte del Maestro escultor, se quedan compuestos y sin el retablo y sin los dineros que el arcediano dejo demandado para este uso, más un Juan Mena se traslada hasta el Ventosa, para llevar a la viuda los dichosos 300 ducados, con esto doña Juana da por pagados de los 2600 que tenían que pagar antes de que el retablo saliera d Valladolid dirección iglesia de Santiago en Cáceres, quedándose tan solo por pagar 400 ducados, estos habrían de hacerse efectivos en la villa cacerense cuando el retablo estuviera concluido, tasado y asentado en el sitio destinado para este fin.

Pero lo que se habia tallado del retablo hasta la fecha, si es que acaso se habia dado comienzo la talla, era el secreto mejor guardado del taller de Berruguete, y hasta algunos cronistas deducen a la vista de algún documento que, a su muerte el artista habia dejado concluida toda la parte de la escultura, más debio ser muy poca l labra del maestro en esta obra hasta su muerte, que fue el motivo fundamental del pleito, la referencia a la deuda de los 300 Ducados, que por otra parte ya la habían satisfecho los patronos, pero a los patronos se les indica que el retablo esta casi terminado, y desde que don Alonso de Berruguete falleció, se trabajaba en el sin levantar mano y que aún faltaba por estofar, dorar, y pintar, a todo esto ya habia transcurrido quince meses y más desde la muerte del maestro lo que vine a confirmar lo que todos sospechaban, y era que Berruguete apenas si habia empezado a trabajar en el retablo.

Pero sucedía que…..

¡Se hace tarde, hay que dejarlo para un proximo post ¡

(Fuentes Floriano Cumbreño-El retablo)

(Fuentes Simón Benito Boxoyo-Noticias)

Agustin Díaz Fernández