EL CAPITÁN DIEGO DE CACERES OVANDO (II)
HECHOS DEL CAPITÁN DIEGO DE CÁCERES OVANDO
Capitulo II
(1447-1466)
LOS CIMIENTOS
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Dejando ya atrás, las tierras castellanas, los dos viajeros, se separan, Saavedra a Navarra, Diego a tierras aragonesas, en la práctica los dos países eran por entonces uno solo, aunque con una gran rivalidad, gobernaban en ambos don Juan, uno de los Infantes de Aragón que por matrimonio con doña Blanca, reina propietaria de Navarra, fue rey de aquel país, que por ausencia constante de su hermano Alfonso V, Rey de Aragón, que residía en Nápoles, era gobernador de este reino, doña Blanca habia fallecido ya, cuando Diego llegó a la corte aragonesa, aunque su viudo seguía titulándose Rey de Navarra, que continuaba siéndolo de hecho, sin ceder el trono al único hijo varón habido del matrimonio, don Carlos, príncipe de Viana, a quien en derecho le correspondía desde la muerte de su madre. (Estaba el país acaudillado por los más destacados miembros de la nobleza, divido en bandos irreconciliables, los unos por el contumaz Rey viudo don Juan de Aragón, que contra derecho detentaba el trono, y los otros, por la legitimidad del débil príncipe de Viana).
Ocupando el poder navarro, y usurpando el aragonés, don Juan, mandaba en ambos reinos, en el de Aragón, reinaría legítimamente con el nombre de Juan II, a la muerte sin hijos de su hermano Alfonso.
Don Diego, encontró amparo, y protección decidida, don Juan aun recordaba la derrota en la batalla de Olmedo, en la que el Maestre Sotomayor, habia sido uno de sus vencedores, hombre este don Juan, de escasos escrúpulos, consideraba el atentado contra uno de sus enemigos, algo digno de ser galardonado. El joven cacerense, tuvo toda clase de facilidades, comenzando una nueva vida en el revuelto mundo cortesano, en la casa del Infante don Juan, Rey de Navarra y de Aragón después, en el mismo año de su llegada en 1447, presenció un acontecimiento de previsible transcendencia, Don Juan, ponía fin a su viudez, contrajo matrimonio con doña Juana Enriquez, hija del Almirante de Castilla, muy joven, ambiciosa, con menos escrúpulos que su flamante marido, lo que hasta entonces solo era cierto malestar, no tardaron en convertirse en un volcán en su punto de erupción, avivada sin descanso por su nueva mujer, y mas cuando en 1452, dio a luz a un hijo, Infante segundón al que ella quiso encumbrar, y no paro hasta conseguirlo, este niño que a nada tenía derecho, (el príncipe de Viana era el primogénito, destinado a reinar en Aragón y Navarra), fue andando en la historia el Rey Fernando el Católico.
Don Diego, a partir de ahora es cuando empezaron a denominarlo así, vivió las luchas y pasiones, unido al futuro de don Juan II de Aragón y a su esposa doña Juana Enriquez, los años que permaneció en ese reino, tuvieron una decisiva influencia en su futuro, tanto por el aprendizaje en el arte de la guerra, luchas, intrigas, y vida en la corte, tanto como para quedar ligado a las figuras decisivas en la historia universal, los Reyes Católicos, servidor leal de Juan II, y en contacto con el hijo don Fernando desde su nacimiento, allanaba el camino para el provenir.
Corría en tiempo, y durante los años 1448 y 1449 pasaron sin incidentes bélicos en Castilla y gestiones de acuerdo entre ambos reinos, lo mismo ocurría en el transcurso de 1449 y 1450, si bien este último tomó mayores proporciones el pleito interno, al culminar la enemiga entre don Juan de Aragón y el Principe de Viana, alentada por los bandos navarros de Beamonteses y Agramonteses, padre e hijo juntaron ejércitos, el rey puso cerco a Aibar, en sus filas se encontraba don diego de Cáceres Ovando, el cual destacó su gallardía y arrogancia en la guerra de Navarra, Las gestiones de concordia ultimadas el 23 de 23 de octubre quedaron rotas, pocos días después se dio la decisiva batalla.
Cuatrocientos hombres de armas, seiscientos de a caballo, muchos de ellos castellanos y portugueses, el Príncipe de Viana, atacó con ímpetu las huestes de su padre, logrando romper y penetrar entre sus filas, poniendo mucha gente en fuga, a punto de ser vencidos, las tropas del don Juan II, reaccionaron con eficacia y orden, truncando una derrota por una gloriosa victoria, el Principe de Viana resulto preso. Con la victoria sobre su hijo y seguidores del Principe, despejó en algo las inquietudes internas, permitía al Rey más libertad de movimiento frente a los castellanos, pro quedaba ante sus súbditos como padre carcelero y perseguidor de su propio hijo, gestiones de Castilla y de las Cortes de Aragón consiguieron que se libertarse al Principe de Viana en 1452.
Don Diego de Cáceres, testigo y participe en estos acontecimientos, seguía con su lealtad al rey, en medio de aquel ambiente de luchas de banderías, en torno al cacerense, tallándose en su espíritu, adaptándose a las luchas de banderías, dirigiendo sus destinos hacia pleitos partidistas, no en vano esta generación de paladines, sería el puente entre rebeldías feudales y la unidad nacional.
Durante los años de destierro, don diego, recibió frecuentas visitas de su esposa, doña Isabel de Flores, y hasta se dio que el vino alguno que otra vez a su solar cacerense, en este periodo le fueron naciendo algunos hijos, y el quinto y último, seria Nicolas, el que sería Gobernador de las Indias, nació en 1451, en Brozas, villa en que permanecía más tiempo doña Isabel durante la ausencia de su esposo.
La segunda boda del Rey de Castilla Juan II en 1447, habia cambiado el panorama político, el panorama empezó a ensombrecerse para el condestable don Álvaro de Luna y sus leales, ente los que ocupaba lugar destacado el Maestre de la Orden de Alcántara don Gutierre de Sotomayor, Isabel de Portugal, segunda esposa del monarca castellano, con la voluntad de su marido en su poder, consiguió ponerlo en contra de don Álvaro de Luna, esta batalla cortesana, más peligrosas estas que la de las armas, dio de lado al Maestre Gutierre, dejando a don Diego de Cáceres y Ovando, en postura más cómoda, con una cierta libertad de movimientos. Poco a poco, el Maestre don Gutierre de Sotomayor, dejo de tener valimiento en la Corte, perdiendo parte de su gran poder, y quedó relegado al papel de poderoso Maestre de la Orden de Alcántara, vigilado, y hasta oprimido por la realeza, este, dando muestra de su inteligencia y discreción se habia retirado a su feudo cacerense, consagrándose a los asuntos de su Orden, y deseando dentro de su enorme poder pasar inadvertido.
Don Diego de Cáceres, ya gozaba de tranquilidad en sus visitas a Cáceres, el Maestre no iba a arriesgarse por una venganza que por otra parte quedaba en segundo plano al haber ejecutado al sujeto principal de la conjura, y ya más que por temor a don Gutierre. Don diego siguió en el destierro por conveniencia, abriéndose un cierto camino, y forjándose una prosperidad económica, al amparo de la protección real, hasta que os cambios operados en Extremadura y Castilla en 1453 y 1454. Le hicieron pensar en el retorno definitivo a su solar cacerense.
(fuentes-Muñoz Sampedro-Tres Paladines)
(fuentes-Alonso Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)
(fuentes-Publio Hurtado-Castillos)
Agustin Díaz