HISTORIA DE LA VILLA DE TRUJILLO I

11.05.2023 11:25

              HISTORIAS DE LA VILLA DE TRUJILLO

 

LOS HINOJOSA

Capítulo I

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Asentaron los Hinojosa su solar en Trujillo, corrían tiempos de Alfonso XI, y el propio Rey, trajo en su compañía, desde Toledo, al primero de este linaje, Alonso Álvarez de Hinojosa, al que quedo en la villa Trujillana como Alcaide del Alcázar y Justica Mayor. Contaban los de este linaje, ser descendientes de Nuño Sancho de Hinojosa, primo de Rodrigo Diaz de Vivar, el que la historia conocía como el “Cid Campeador” natural de tierras de Soria, cabeza principal de los linajes de aquella ciudad, el cual libertó a aquella comarca de los moros, que la tenían como propia, este gran caballero, Nuño Sancho, tenía en Señorío dos pueblos llamados Hinojosa, en los lindes del territorio soriano.

Cuenta un antiguo cronista de su linaje, que en una ocasión caminaba don Nuño con su gente, de uno a otro de estos dos lugares, hicieron los suyos prisionero a un moro de aspecto principal, el que iba de viaje con su esposa, con la que habia contraído matrimonio en aquel mismo día, informado de la situación don Nuño, en un rasgo de gentileza, puso en libertad a los recién casados, pagando el de su bolsillo, el rescate de sus propios servidores.

Al poco, don Nuño, libraba dura batalla con los moros fronterizos, habia avanzado en descubierta, esperando ser respaldado por la tropa de su pariente Rodrigo Diaz de Vivar, pero estos se retrasaron, y desecha su hueste, cayo herido de mucha gravedad, tras perder un brazo en la lucha, quiso la casualidad, que en aquel instante se acercara y reconociese, el moro al que él le diera libertad, quien le dijo:

-Caballero tiempo es de pagar el hombre la deuda, yo soy a quien tu diste la vida y honra, yo te sacare a puerto seguro.

- Amigo, respondió don Nuño, que ya no soy Nuño Sancho, si no don Nuño Manco, y donde se hallare mi cuerpo has de poner una piedra, con letrero que diga: Tardóse el Cid.

En brazos del moro, expiro el sr de Hinojosa, cuyo cadáver recogió el Cid, llevándole a enterrar al monasterio de Huertas, cerca de Medinaceli, y sobre la losa de su tumba, fue escrita la frase dicha antes de morir.

Los Hinojosa, descendientes del don Nuño Sancho, pasaron de Soria a Toledo, viniendo después a tierras cacerenses y asentándose en la villa de Trujillo, el primero en venir fue Alonso Álvarez de Hinojosa, hijo de Lope Alonso de Hinojosa y de Catalina Álvarez de Toledo, de la casa de los señores de Oropesa.

Alonso Álvarez, tatarabuelo de Francisco de Hinojosa, figuro entre los regidores del Concejo de Trujillo en 1325, era este don Alonso, alto de cuerpo, moreno de rostro, de muy buena presencia, cuando llego al solar trujillano, era viudo de una doña Inés, acompañado por tres hijos, Lope , Alonso y Martin, este Martin, siguió con el Rey Alfonso XI, hasta tierras de Jerez de la Frontera, los otros dos, quedaron en Trujillo, emparentado por casamiento, con las más poderosas familias trujillanas, la de Altamirano, la que gozaban de primacía en el reparto de puestos concejiles. El mayor Lope Alonso de Hinojosa, casado con Estefanía Fernández Altamirano, descendió de nivel social a causa de problemas económicos, siendo el segundo, Alvar Alonso de Hinojosa, el que mantuvo el lustre del apellido.

Alvar Alonso de Hinojosa, bisabuelo de nuestro protagonista, era un muy grande personaje de su época, de buena complexión, muy cuerdo y muy virtuoso, moreno de rostro y enjuto, vivió ciento diez y ocho años, sin haber perdido ni dientes ni muelas, contrajo hasta cuatro matrimonios, cuando caso por cuarta vez, con una joven de la familia Rúa, pasaba ya de los ochenta, logrando a pesar de la edad, sucesión, las primeras nupcias las contrajo, siendo casi muchacho con Constanza Fernández de Altamirano, hermana de la mujer de su hermano Lope Alonso, con ella tuvo tres hijos y dos hijas , el primogénito, llamado Hernán Alonso de Hinojosa, alcanzó tan larga vida casi, como su padre, habiendo en 1339, murió en 1449, llegando por tanto, a los ciento diez años de edad, el segundo de los hijos, llamado Martin Alonso de Hinojosa, fue el abuelo de Francisco.

Incidentes curiosos, intervinieron en el matrimonio de Martin Alonso de Hinojosa, y el nacimiento de su primer y único hijo, y es que siendo muchacho empezó a cortejar a la hija de Inés Sánchez de Tapia y de su fallecido esposo, Francisco de Gironda, esta Inés Sánchez, a la que su carácter decidido y enérgico a la que llegaron a llamar “la Rabiosa”, mujer de muchos dineros y mucha plata y muchas riquezas, y no conforme con su viudedad, pretendió tomar para si al pretendiente de su hija, enviándole a tal fin, un mensaje al que le decía:

Mejor es que cases Martin alonso, conmigo que, con mi hija, más que siendo mucha la hacienda, la que luego ella podrá gozar, cuanto más que mi hija es inhábil para tomar casa, por tanto, mejor le es a Martin Alonso, gozar de mujer discreta, aunque anciana, que de moza simple y pobre.

El razonamiento convenció al mozo, y a su parentela, celebrándose la boda, con grandes disputas de la viuda con la familia de su primer marido. (fundó doña Inés mayorazgo, sobre el que hubo pleito en el siglo XVI).

Si el matrimonio dio lugar, por la gran diferencia de edades, comentarios divertidos entre la sociedad trujillana, estos comentarios dieron paso a la incredulidad, cuando la pareja anunció que iban a tener descendencia, nadie daba crédito a cosa tal, al pasar doña Inés Sánchez de cincuenta años, suponiendo que de una trama se trataba, para perjudicar a los descendientes del primer marido, en beneficio del mozalbete marido actual, llegaron a oídos de la “Rabiosa” dimes y diretes, y está decidida y enérgica, se instaló una tienda de campaña en las afueras de Trujillo, convocando por pregón a cuantas damas quisieran asistir a verla dar a luz, al mismo tiempo, citaba a todos los caballeros, a que custodiaran la tienda de campaña, para evitar posibles engaños de ninguna clase, y así, ante el alboroto y regocijo de la concurrencia, trajo al mundo doña Inés Sánchez de Tapia, a Álvaro de Hinojosa, el que andando en el tiempo seria el padre, de uno de los protagonista de la lucha por el Maestrazgo de la Orden de Alcántara.

(fuente-Miguel Muñoz Sampedro-Tres paladines)


 


Agustin Díaz Fernandez