CAPITAN DIEGO CÁCERES DE OVANDO 1476-1479 (XX)
HISTORIAS DE LA VILLA DE CÁCERES
CAPITÁN DIEGO DE CÁCERES OVANDO
1476-1479 (XX)
Paladín de los Reyes Católicos.
Hacia Zamora, de regreso con las tropas victoriosas del Rey don Fernando, dejábamos a el Capitán don Diego de Cáceres de Ovando, en la batalla librada contra don Alfonso V de Portugal en Toro, había hecho notar su Valia y lealtad a los reyes legítimos don Fernando y doña Isabel, en aquella batalla fue el comienzo de que el nombre del capitán don Diego, figurara en la historia.
La batalla de Toro, dio por terminado la contienda internacional al menos por el momento, los portugueses regresaron a sus territorios, y los Reyes Católicos, volvieron a ocuparse de pacificar, los suyos y el sometimiento de señores y lugares, también en estas tareas y lejos de Extremadura, intervino don Diego en acciones en tierras de Toledo, anota el cronista que: don Diego de Cáceres, valeroso soldado y muy obediente a las ordenes del Rey don Fernando, como antes lo fuera a las ordenes de su padre en la guerra de Navarra, desde el principio de la de Portugal hasta las de Toledo, se portó como cumplido guerrero.
Aparte de estas secundarias actividades, su puesto de importancia lo tenía en tierras Extremeñas, regreso pronto, el 5 d Mayo, en Benquerencia , armó caballero a Hernando Alonso Grande, a quien el Rey había otorgado merced en premio de sus servicios, por Real cedula dada en Zamora el 20 de Marzo, la ceremonia se celebro con todas las solemnidades antes el escribano don Pero Martin siendo testigo entre otros Fran Nicolas de Ovando, hijo del capitán don Diego y el secretario privado del monarca, dio fe, al ser requerido el Capitán don Diego tomó la regia carta, la puso sobre la cabeza, en señal de acatamiento, y con su espada hincado de rodillas don Hernando Alonso Grande, dio tres golpes y dijo, quedáis armado caballero.
Don alonso de Monroy, había salido ya de su larga prisión de la fortaleza de Magacela, siendo confirmando por los Reyes en la posesión del Maestrazgo , por Real Cedula de 6 de Enero, con sus bríos de siempre, seguía defendiendo los derechos de los soberanos, posición coincidente al respecto con el capitán don Diego, los pasados rencores no fueron obstáculos a una inteligencia entre ambos, la fidelidad del Capitán, no podía torcerse por nada, había mucho que hacer y noles iba a faltar ocupaciones para todos, de momento, era preciso ocuparse de las incursiones de los de Portugal, Alfonso V seguía mantenían desde su reino los derechos de su esposa doña Juana la Beltraneja, estas aventuras y empresas, quedaron para el Maestre don Alonso de Monroy, así como el rescate de plazas y fortalezas que estaban en manos de los nobles rebeldes, el capitán don Diego de Cáceres, tuvo la misión de unir los dos bandos cacerenses, pujantes al amparo de la invasión portuguesa, era el Capitán don Diego, en Cáceres, lavase de seguridad de los Reyes.
Fortaleza de Mgacela
Don Fernando e Isabel, previsores, se ocuparon al mismo tiempo de despejar cualquier embarazosa situación entre el Maestre y el capitán, y de destacar antes los cacereños el papel preeminente que, que por sus grandes méritos y servicios, este disfrutaba del favor de los Reyes, para ello,> despacharon Real Cedula en Madrid, el 12 de mayo, dirigida a la villa cacerense, en ella hablaba, de que por causa de algunas torres que están en algunas casas principales de esta villa de Cáceres, se han hecho y acaecido grandes escándalos y movimientos y ruidos y heridos y muertes de hombres>. Para poner remedios a tales males, habían enviado por Corregidor a don Gonzalo de Valderrábanos, y ahora ordenaron el desmoche de todas las torres de casas nobiliarias, con la única excepción de que pueda don diego de Cáceres, nuestro capitán, dicen los monarcas, labrar su casa, que tiene en esa villa en la forma y manera que el quisiere.
Mientras se desconfiaban de todos, el unico0 sobre el que no había sombras de dudas era el Capitán don Diego, cuya lealtad y heroísmo era premiados con esta excepcional distinción, lo que le proclamaba públicamente como primer paladín de los Reyes Católicos. Y así todas las torres fueron desmochadas, don Diego de Cáceres de Ovando, en virtud de su honradísimo privilegio, pudo tener en su mansión, una muy hermosa torre coronada de almenas.
En la misma fecha de la Cedula con el privilegio hacia el capitán don Diego, se firmó otra, dirigida esta al Maestre don Alonso de Monroy, comunicándole que la posesión de Benquerencia estaba resuelta entre sus majestades y el capitán, por un acuerdo en virtud de que este entregaría al Maestre la fortaleza, pero teniéndola en su poder todo el tiempo que los monarcas estimasen oportuno, ya que ellos deberían indemnizarle antes de la entrega, como consecuencia, se ordeno a don Alonso de Monroy, respetar la posesión y el percibo de una renta de cuatrocientos treinta y seis mil trescientos maravedíes, sobre varias dehesas. Esta Real Cedula, era modelo de diplomacia y tacto, el fuero del Maestre don Alonso de Monroy, quedaba a salvo con el acuerdo de entrega de Benquerencia a la autoridad maestral, pero ni se privó a don Diego de su alcaidía, ni los Reyes dejaron de tenerlas en tal leales manos, la situación no podía ser para ellos mas anómala y embarazosa, ante la necesidad de tener a su lado al Maestre de la Orden de Alcántara don Alonso de Monroy, que además era bravo y valiente como pocos, magnifico paladín este don Alonso, tan preciado por unos como temido por otros, no dudaron en atraerse y aceptando a don Alonso para su causa, sabiendo que el nombramiento de Maestre hecho por el papa a favor de don Juan de Zúñiga no podían perderlo de vista, al ir contra él podría entrañar grandes conflictos de índole religioso, pretendieron tan solo salvar los momentos difíciles, sin restarse ayudas y sin perder lo que se tenía, por eso el capitán don Diego siguió en Benquerencia.
Fortaleza de Benquerencia
La labor, era importantísima de don Diego, en el terreno de la propaganda, toda la propaganda realizada por Extremadura, fuera uno si no el más grande servicios que presto a los Reyes Católicos, la región estaba desorientada y dividida, seria don Diego quien hizo la siembra de una muy fértil cosecha, el historiador comenta:
Las gentes de acostamiento que el leal caballero don Diego de Cáceres Ovando, había levantado para la batalla de Toro, al regresar a sus tierras, llenas de aquel a mor que a doña Isabel inspiraba, lo habían encendido en todos los corazones plebeyos, con quien era preciso ya hacer buena cuenta en los negocios públicos. El capitán don Diego, siguiendo las orientaciones de los monarcas, dedicaba su gente a captar la voluntad del pueblo, siendo con ello el primero que implanto esta innovación en Extremadura.
Miguel Muñoz de San Pedro-Tres Paladines
Agustin Díaz