HISTORIAS DE LA VILLA DE CÁCERES-GUTIERREZ DE SOTOMAYOR (IV)

14.05.2020 11:35

       GUTIEREREZ DE SOTOMAYOR

         MAESTRE DE ALCÁNTARA     

(                    1400-1458)                    

     (IV CAPITULO)

 

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

En el capítulo anterior, habíamos dejado al Maestre de Alcántara, don Juan de Sotomayor, con su locura abandonando el Maestrazgo a manos del Infante don Pedro, y el refugiado en Alburquerque.

Don Pedro pues, quedaba por dueño de Alcántara, a sus órdenes quedaba don Gutiérrez de Sotomayor, hasta tanto fuese a ocupar las fortalezas de Benquerencia y Magacela, asignadas a su custodia, y es posible que antes de partir el Maestre, concertarse con el sobrino represalias en el infante ( sobrino dijo al comendador mayor, sobrino, yo quiero ir a la villa de Valencia, y hacer entrega de la fortaleza de ella, y de otras de esta Orden al infante don Enrique, porque según andan las cosas de estos reinos , no veo otro medio  mejor para conservar mi vida y mi estado, y con toda la amistad que existe entre el infante y mi, no dejo de recelar, por tanto sobrino conviene que quedéis en esta villa, y si entendieseis, que aquel Infante me pone en prisión, o roba mis tesoros, prendeyes vos  aquí en el convento al Infante don Pedro, su hermano, para que con su prisión se asegurase mi vida y mi estado.) temeroso de que don Enrique, le traicionara por codicia de sus tesoros, ya que iba de viaje con todos sus bienes transportables, pero ni esto, ni la supuesta traición de don Enrique , obligando a don Juan a ir a Alburquerque , hubieran sido precisos para que ocurriera lo que ocurrió, tenía trazado su camino y dispuesto a jugarse el todo por el todo, habiéndose decidido a dar un magnifico golpe de audacia.

El día 1 de Julio, a la hora de la siesta, El Comendador Mayor, acompañado de Andrés López del Castillo, secretario del Maestre, y de Diego López, su propio secretario, con diez hombres más, fue a la fortaleza donde el Infante estaba alojado, irrumpiendo en su cámara con la espada desenvainada y por su propia mano fue dado preso, posesionándose luego del edificio, también detuvo  a don Pedro López de Vega, servidor del príncipe aragonés.

Previniendo un ataque de las huestes del detenido, requirió el favor y la ayuda del concejo de Alcántara, acudieron presurosos a unírsele todos los vecinos , satisfechos de verse libres de la pesadilla del rebelde, con las posibles trágicas consecuencias ( E luego , todos los vecinos de la villa, fueron en favor del comendador mayor, e tuvieron de ello gran placer por el servicio del rey, e por el gran mal e daño que todos ellos y aquella tierra recibía, deste Infante don Pedro, o del Infante don Enrique) Cooperó con entusiasmo el valiente Alfonso Fernández Barrantes, llamado por su bizarría y destreza, “Cañas Doradas”,  a quien mas tarde calzaría la espuela Sotomayor, dándole el espaldarazo de ser armado Caballero por el Rey.

 

La audaz jugada, coloca  el nombre de don Gutiérrez de Sotomayor, en el primer plano de la actualidad, al llegar la noticia a Cáceres, se encontraba en esta villa, las tropas encargadas de combatir a los rebeldes infantes, partieron rápidamente hacia Alcántara, a las órdenes de sus jefes, Almirante don Fadrique Enríquez y su hermano  el adelantado don Pedro Manrique, pese a la alegría del recibimiento, el improvisado dictador, los hizo acampar en los arrabales, sin consentir la entrada a la villa, deseando ser dueño absoluto de la situación, (mucho se holgó el comendador mayor con la ayuda de estos ricos hombres, pero receloso de tanta gente de guerra como llevaban, si les dejaba entrar en la villa se apoderaran , del Castillo y Puente y de la persona del Infante) su firme personalidad, acaba de revelarse, aún escribió a su tío, haciéndole saber que detuvo a don Pedro por suponerlo a él preso en Alburquerque, pura formula , fue en vano que desde la fortaleza d Piedrabuena le comunicara, por medio del Clavero, que estaba el libertad, el Infante siguió detenido, lo cierto dice el cronista que todo fue estratagema, por mostrar que tenía alguna ocasión de prender al Infante y por este camino alcanzar el Maestrazgo, pero obraba a impulsos del firme y leal convencimiento de prestar un servicio decisivo a su Rey y a su País.

Entre las suplicas de libertad hechas por el Clavero, y las presiones de retención de los jefes del ejército realista, seguía firme el único dueño del preso y de Alcántara, por tener alguna condescendencia, puso a Lope de Vega en manos del almirante y del adelantado, los cuales marcharon seguidamente con sus tropas a correr los campos de Alburquerque, ni en aquellos momentos de preocupaciones y triunfo dejo de ser hombre justo y ordenando, pendientes de todos los detalles , a los cinco días de la gran jugada el 6 de Julio quiso premiar la eficaz colaboración de su tío político, Gonzalo Sánchez Topete, haciéndole traspaso del cargo y haberes de Guarda Mayor del Príncipe, ante el escribano de Alcántara, Juan Rodríguez de Torres, siendo testigos su escudero, Jarcia Corajo, Andrés López del Castillo y Antonio López de Grado.

Nueve días después del golpe de audacia, llegaba  a Alcántara Juan de Perea, emisario del rey, Gutiérrez de Sotomayor, firme en su propósito de sacar el mayor partido posible de la situación, procedía con tacto, sin comprometerse en firme con nadie, aunque decididamente inclinado hacia el bando real, cartas y mensajes volcaban sobre él, procedentes de uno y otro grupo, deseoso de tener más independencia y de asegurar más al preso, se lo llevo a Valencia de Alcántara donde gobernaba su tío don Gutiérrez de Raudona, quien era de su absoluta confianza.

Esta marcha produjo alarma en ambos bandos, el Maestre vino a atacar la villa, defendida por el Comendador Mayor, al que seguían con entusiasmo caballeros y pueblo, en aquel brillante episodio, se vio en  la precisión de pelear contra el que fuera para el más que un padre, don Juan lo había criado, protegido y puesto a la altura en que se encontraba, ahora le era preciso vivir esos duros trances en los que el deber se debía imponer a los sentimientos, y sin vacilación ninguna, frente al viejo Sotomayor, el joven Sotomayor se defendió con arrojo, la gente de Valencia estaba a su lado, probándole su lealtad sin distingos de cristianos, moros o judíos.

Las tropas del Mariscal y del Adelantado, no tardaron en venir en socorro de Valencia, teniendo el Maestre viejo que retirarse, Entraron entonces en una fase intensa las negociaciones con el Rey, quien cada vez hacia mejores ofertas, a cambio de la retención del infante don Pedro, don Gutiérrez de Sotomayor, tan hábil diplomático como enérgico dictador, pudo conseguir lo que deseaba, que no era solo el más alto cargo de la Orden, sino la seguridad y bienestar de su tío, rasgo que le honra altamente, porque lo difícil no era el conseguir beneficios en su propio provecho, lo difícil estaba en conseguir perdón y ampara para su tío y antiguo Maestre, consiguió todo, el Maestrazgo, y la seguridad que no sería perseguido don Juan de Sotomayor , al cual se le asigno de sus rentas una pensión de cuatro mil florines anuales , para que pudiese vivir en Castilla o en el extranjero .

(Fuente Miguel Muñoz de San Pedro-Tres Paladines)

 

Agustín Díaz