UNA HISTORIA DE AYER
UNA HISTORIA DE AYER
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Hace algunos años, muchos, lo conocí, andaba de vuelta de muchas cosas, en realidad de casi todas, no sé si venia o iba de unos de sus paseos acostumbrados, entro más que nada por ponerse a cubierto de un chaparrón de aquella tarde primavera, repartió la mirada por el local, por costumbre supongo, por captar el ambiente de los parroquianos, hombres taciturnos callados en su mayoría rumiando sus soledades y oliendo a tiempos pasados no por eso mejores, trasegando vino de medio pasar, si había habido suerte y echado alguna peonado o al fiado las más de las veces, el corro de mirones detrás de la mesa donde se juegan la convidada a las cartas al subastado, 110,114 tengo yo cerrado, o la mesa del domino con su clan , clan ,clan pito doble y cierro , o sonido del clon , clon .clon, clin de los tejos al encontrar la boca de la rana, aquí una conversaciones media voz con la vista repartida aunque se sabían entre gente amiga , y en un receptor de radio en la sección de discos dedicados el pasodoble suspiro de España.
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Tomo asiento en la mesa que yo ocupaba, después de saludar afectuoso y pedir permiso, algo cansado se le notaba, quizás de la carga de la mochila que desde hacía tantos años llevaba en sus espaldas, y sediento, ojos acuosos y mirada perdida al infinito, a lo vivido o lo hace mucho olvidado o dejado al olvido, por querer recordar más que nada, tras un rato de silencios solo roto por los jugadores de las mesas vecinas y de echar otro tiento al clarete me conto su historia, entre humos de cigarros de picadura, compartimos una botella de vino. Estamos en el barrio del Carneril, en la taberna de la Eugeni “La colora”
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Vera me dijo, yo nací en el año 13 en 1.913 claro está , en una familia de pobres , tan pobres que no tenían ni apellidos propios , padre y madre por igual , trabajadores del campo, por lo que el amo le quisiera dar si es que encontraban amo a quien servir, eran de aquellos llamados hombres del amo, que con tal de darles de comer aunque fuera mal estaba todo arreglado , nunca tuvieron nada y cuando tuvieron un poco de tierra no la pudieron cultivar, sirvió para taparlos.
Menor de tres hermanos, desde muy pequeñitos quedaron a sus padres, primero padre, a la poquito madre en el cementerio de cualquier pueblo de la sierra de los Ibores, anduvieron con la caridad hasta que una tía soltera o posiblemente por eso se hizo cargo de las tres criaturas, para que por lo menos tuvieran donde recogerse cuando venían los frios, los saco hacia adelante con la venta de café a granel , oro viejo, sabanas y mantas y la venta de tabaco para liar traído sabe dios como de Portugal, y se empeñó en que aprendieran por los menos lo más esencial, leer escribir y cuatro números, para sacar algo de provecho a la vida si es que se podía, y así pasaron los años en su pueblo natal de las Huertas de Trujillo.
Aquel maldito mes de Julio, aunque se escuchaban ruidos de sables, el personal andaban cada uno a los suyo, yo me dijo, andaba calibrando los metros de piedra alquitrán y echando cuenta de a pólvora con la que cebar cada barreno que había que colocar para aplanar la zona de carretera construir, cuadrando números para presupuestar la obra, que el si había aprovechado los desvelos de su tía Flores , se llamaba y ya finada mucho años atrás, cuando al dejar a la novia en su casa y marchar para la suya, aquel anochecido le pillo una guerra, y se le pillo en forma de cura , que a la escondida de un enorme alcornoque que había en la plaza Chica, aunque él no era practicante si apreciado en general por su generosidad , le dio a en tender que se fuera, que no pasara de allí que en la otra plazuela por donde tenía que pasar sin remedio para ir a su casa le estaban esperando una cuadrilla los falangistas para detenerlo,¿ por qué ¿ no lo entendía ni entonces ni ahora, el solo se dedicaba a su trabajo, a vivir lo mejor posible y aunque con la bolsa triste planes de casamiento con su novia de toda la vida, lo mismo era por eso, por envidias mal entendidas , por hacer bien con los mas menesterosos no lo entendía entonces y sigue sin entenderlo, salió con lo puesto aquella noche , a buscar refugio donde le dejaran y pronto se vio en las sierras de Guadalupe-Alias con el maquis , donde estuvo de monte en monte durante dos años , en el monte se enteró de los paseos de las sacas de madrugada , del aceite de ricino , de los cartes del pelo al cero, de las palizas de las humillaciones en público, de vecinos que jamás volverían a serlo por culpa de otros vecinos que tuvieron que tragar hasta que murieron de viejos, de los que hicieron desaparecer y jamás encontrados, de la maldad humana que había visitado España para quedarse más de cuarenta años para escribir como les dio la gana una triste historia de este país por que ganaron una puta guerra.
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Corría Agosto del 1.938 cuando un bando indultaba al que no tuviera mancha de sangre, fue destinado al frente de Valladolid cuando ya no había frente que defender ni frente que atacar, tenía 26 años había perdido tres años de vida y la juventud, parece mentira me decía, que en esos tres años tantos y tantos perdieron la juventud salieron de casa unos niños para regresar unos ancianos, más sumisos si cabe aún, derrotados todos , porque todos fueron los perdedores y regreso a las Huertas de Ánimas a casarse con su novia, sin dinero , sin trabajo, sin alegrías , casi sin presente y casi sin futuro , tan solo poseía el documento que lo identificaba como desafecto al régimen .
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Agustín Díaz